SOBRE EL REGIONALISMO 30,5 vez de embaucadores ó ilusos Dulcamaras, apóstoles ó videntes maravillosos. Con dos meses de cada año, si desechamos el prurito nefando de legislar, de cambiar ó reformar, habría de sobra para pedir cuenta al Gobierno del dinero gastado y para presuponer los nuevos gastos y los nuevos ingresos. Con esos dos meses, aprovechándolos bien, habría igualmente de sobra para que los sabios y oradores de veras pronunciasen discursos útiles, luminosos, bellos y hasta inmortales. ¿Por qué no habríamos de refrenar un poco la desmedida facundia? Si bien se mira, todas las oraciones que nos quedan de Demóstenes y de Cicerón, caben en un solo número del Diario de Sesiones, aunque se las ilustre con notas críticas, escolios y comentarios. Por lamentable estilo suele abusarse en el día de los epítetos, y á fin de que los partidos no tengan sólo razón de ser en la diversa conducta, más ó menos atinada de los hombres que los dirigen, se presentan y suscitan problemas sociales y religiosos, cuya pronta y definitiva resolución se supone en manos de cada partido, y que cada partido ha de resolver á su manera. De aquí las interminables discusiones, la imposible avenencia, la constante inquietud y tal vez la guerra civil, por último; pero si conviniésemos en vivir bajo una legalidad común, en renovar poco las leyes, no legislando sino lo absolutamente indispensable, y en exigir de los poderes del Estado, no leyes nuevas, sino el estricto y severo cumplimiento de las que ya hay, de seguro que bastaría y aun sobraría con dos meses cada año de debates parlamentarios en las Cortes del Reino. ¡Cuánto más eficaz y tranquilamente se resolverían esos tremendos problemas sociales y religiosos, no discutiendo con vana profundidad ó sutileza, ni menos altercando frenéticamente, sino trabajando en su lugar cada individuo y procurando el aumento de la riqueza pública, del bienestar, de la ilustración, de las buenas costumbres y de la enérgica y ' salubre vitalidad de la raza de que forma parte.