LA POLITICA DE ESPAÑA EN FILIPINAS 93 rador J. Valinau da la lista de las asignaturas que se cursan en la Facultad de Medicina de Manila, no queríamos nosotros internarnos en este terreno sin consultar previamente á personas peritas en el asunto. Por fortuna viven actualmente en Madrid dignísimos profesores médicos que han sido Catedráticos en la Universidad de Manila, y á ellos hemos acudido en demanda de que confirmasen las noticias que nosotros ya sabíamos, puesto que nuestra calidad de periodista en Filipinas nos puso en el caso de aprender al dedillo la organización de aquella importante Universidad. Y esto asentado, vamos de cuatro plumadas á volver del revés las aseveraciones del Dr. NaM. Dice éste: «En resumen, hé aquí las asignaturas que »en Filipinas no se cursan, aunque aparez»can en el plan de enseñanza: »Histología é Histoquimia normal. »Fisiología humana experimental. »Curso de la enfermedad de la infancia [sic) »con su clínica. »Médicina operatoria con su clínica. »Apósitos y vendajes. » Clínica de Obstetricia y Ginecología. »Higiene pública y nociones de Estadística »y Legislación sanitaria.» La mejor manera de contestar estas inexactitudes, es la siguiente: Histología é Histoquimia normal; se explica, y la explica el Dr. Trelles. Fisiologia humana experimental; se explica, y la explica el Dr. D. Carlos Nal da. Medicina operatoria con su clínica; se explica, y la explica D. A. Casado. Apositos y vendajes; se explica, y la explica D. Casto López Brea. Clínica de Obstetricia y Ginecologia; se explica, y la explica D. F. Bueno. Higiene pública y nociones de Estadística y Legislación sanitaria; se explica, y la explica el Dr. Nalda. ¿Quiere mejor contestación el colega? Mejor, imposible, por cuanto no cabe más que decirle los nombres de los catedráticos, y esos nombres quedan apuntados. Clínica de enfermedades de la infancia, ¿por qué no la hay? ¿Y por qué no la hay en Barcelona, ni en Cádiz, ni en Valladolid, etcétera, etc., etc.? Sólo hay una sola clínica de En¬ fermedades de la infancia en España, y ésta es la de Madrid; así, pues, convendría mucho que el colega se quejase asimismo de que esa clínica no exista fuera de Madrid. Creemos que en Filipinas no podrá haberla ínterin no cambien las costumbres de aquellas razas. Allí conceptuamos difícil que pueda haber Casas de Maternidad, y no existiendo éstas, se nos hace difícil ver cómo se va á disponer de criaturas para el estudio de sus enfermedades. Y es que allí las indias solteras tienen la virtud — que lo es, pasado ya el pecado — de criar al hijo que paren, y lo paren, en último caso, en casa de cualquier persona amiga. Aquí la Casa de Maternidad tie ne por objeto que vayan á alumbrar á ella las solteras que no tienen dónde, para dejar luego el chico en la Inclusa, pues son las menos las que pueden criarlo. Fíjese en estas circunstancias el mal aconsejado Dr. Nakú, y se convencerá de seguro de que, si hay razón para que en alguna parte no exista la clínica de que tratamos, esta parte es Filipinas. Y vamos á otro punto: habla el Dr. NaM: «Sobre la técnica anatómica pasa que los alumnos no ven nunca en el anfiteatro una mujer; se sabrá de memoria la situación del útero y las relaciones de éste; pero lo que es conocerlo experimentalmente, es imposible: allí están el Fraile Rector y las Hermanas de la Caridad oponiéndose á la disección en los individuos femeninos, como si la disposición orgánica de la mujer no fuese tan digna de estudio como la del sexo masculino.» ¡Cuánta falta de verdad en el párrafo transcripto! Es indudable que las Hermanas se oponen, en cuanto les es posible, á la disección de cadáveres de mujeres, cosa que ocurre en todos los Colegios de Medicina de España, exceptuado el de San Carlos de Madrid; pero ¿á qué viene citar al P. Rector, si éste no se ocupa nada absolutamente en semejante cosa, puesto que nada tiene que ver con ella? En Manila se hacen disecciones en los cadáveres de las mujeres sólo cuando se trata de estudiar los órganos sexuales de los individuos de este sexo; pero cuando se trata de la anatomía de una pierna, ó de un brazo, el cuello, la masa encefálica, etc., ¿no impone el decoro que esta suerte de estudios se verifique en cadáveres de hombres? Así, pues, no negaremos que las Hermanas de la Caridad