al toro á que tome varas. No se puede ni se debe abusar de ellas, para evitar que el animal se picardee, empezando á distinguir el hulto del engaño, y vaya á la muerte 'placeado. Se conocen las de verónica, navarra, farol, tigerilla, al cortado, por de-_ tras, recortes, galleos y cambios; pero los que más ordinariamente se practican son las tres primeras. Los recortes nunca deben hacerse, á no ser para librar de una cogida á un compañero; fuera de esto, no tienden más que á cortar piernas y hacer perder facultades al bicho. El peón de lidia está en la obligación de obedecer al espada, y al coló-carie el toro con el capote, hacerlo siempre por derecho. SUERTE DE BANDERILLAS. La suerte de banderillas es muy lucida, pero muy expuesta, pues ^e presentan al intentarla muctias contingencias, siendo necesario que el que la haya de ejecutar tenga siempre presente las condiciones del cornúpeto, sus piernas, querencias, viaje, etc. Se banderillea al cuarteo, a la media vuelta, a la carrera ó al sesgo, a topacarne.ro,, al recorte, al relance j alquiebro, con ó sin silla. El medio que hoy más frecuentemente se emplea es al cuarteo, y los más difíciles a topacarnero y al c¿uiebro. Para prenderlas con perfección de estos dos últimos modos, se necesita ser un buen banderillero, y como el Crallo lo es, no será difícil que le veamos lucirse en alguno de ellos. Los banderilleros tienen la obligación de hacer su salida lo más pronto posible, citando primeramente al toro de frente, y si no acudiese de esta manera, terciado, y si no arrancase tampoco, en la forma que crean más conveniente, no permitiendo el espada que inviertan mucho tiempo en ello, eomo tampoco concederles más de tres salidas en falso.