LA ALQüITABa «ario j.:íSO; Sa» Roque 9 280; Dr. Oríi)a 4 760; Coa de Gracia 0.000; San Alberto 1036; Sau Bartolomé 1.200; Cifuentes 5.472; Prieto y Caules 7.000; Bastión 536; San José 2.888; San Manuel 3.476; San Pablo 1,040; Luna 948; Frailes 900; Infanta (afirmado) 1584; . Piaza San Francisco 1.716; Plaza Constitución 3.640; Plaza Arravalet^ 1.700; Plaza Cármen 3.000; Plaza Príncipe. Total de litros reducidos a botas, doscientas cuatro botas de agua. Si para regar estas 29 calles y plazas S3 necesita una cantidad de ap^ua de la que hoy no dispone Mahón, ¿cuánta se necesitaría para re^ar las 104 calles y plazas de que se compone su urbe? ¿Quién ha dividido al pueblo en castas más que esos que se llaman republicanos? ¿No contribuyen a las cargas del municipio todos los vecinos? ¿Cuánto costaría el agna necesa/ia para nada mas que hacer un e^pergis en las calles de Mahón? Para que hemos de seguir, ya decimos que por nuestra parte va sin comentarios por lo que se los dejamos al lector. A nosotros no se nos ocurre otro que el de preguntar ¿el que así discurrió presentanuo el proyecto y los que lo aprobaron que es lo que merecen? Por anticipado van las contestaciones que nos darán: algunos nos dirán merecen sentarse en el sillón y la mayor parte del vecindario dirá que merecen una retranca. N0T sobre la teoría de ios precios Así en la Economía política como en la Economía social, la teoría de los precios de las coaas o de ios servicios es verdaderamente dé' los más trascendentales. Pero es problema complejo, 4ue se divide en diversos problemas. así como on la Fíaíca no or idéntica b tooría do los cuerpos sólidos a la teoría de loa gu, sos, así en las scciodadea humai'as Iob lazos internos dí; cada organiamo influyen en la marcha y en laa leyes do loa cenómenoa. Por estas razones, que en la proaente nota r.o poderaoa hacer otra cosa que apuntar de paso, la teoría general de loa precios comprende tres teoiíaa parciales. 1,' La teoría de loa precios- en el régimen de libertad absoluta de contratación 2 a La teoría correspondiente, cuando la Ubertad está restringida por la Intervención del Estado o Municipio. 3.a Cuando existe un monopolio natural o artificial. El primero de eatos tros casos es el que estudiaba do preferencia la vieja escuela Económica política, hoy tan injustamente desacreditada. Aun siendo una Economía política ideal, su importancia es indiscutible, o indíacutiblca aon sus leyes. Es, para el régimen económico, algo así como la mecánica racional para los fenórnenoa del mundo físico. Y hay que contesar, que dadas las corrientes modernas lo mismo la Economía política do la escuela inglesa o de la escuela íranceaa, que la Mecánica racional, que dominó en todo el siglo precedente, sen grandes disciplinas científicas hoy encarnizadamente combatidas por las diversas escuelas modernistas. Y, sin embargo, ea la Economía política clásica aíenspre habrá que reconocer la claridad de loa principios, quizá porque muchos de ellos son principios abstractos; la fuerza de la lógica se aplica con mayor facilidad a ¡o absoluto que a lo concreto; lo sencillo y io económico de laá grandes leyes. En esta cuestión de los precies, la perfección teórica llegó a tal punto, que aquella teoría de loá viejos economistas pudo escribirse en fórmulas raatemátiess, de .4o cual dan íé ei libro de Jo' bons y los trabajos notabilísimos de Walras. En arabas obraa, y sobre todo en la lutima, los precios de los productos están enlazados en ecuaciones y en fórmulas matemáticas, partiendo de la idea del esfuerzo productor y de las satüfacciones relativas; en fórmulas abstractas, que, aun siéndolo, marcan las grandes leyes del consumo y dan vigòr mateuAríco. entre otras, a la venerable fórmula de la oferta y del pedido. Y es más. Si existieran trabajos estadísticos suficionte» I