AÑO V. Càceres 17 í>e Nottembee de 1898. NUM. 200. í¡4 "-'í '¡. ... i ■<•''-• • -' "í ' ' _ I Intención general para NoTiembre. LA CARIDAD CON LOS POBRES. Oración cotidiana para este mes. ¡Oh Jesús mío! "por medio del corazón inmaadado de María Santísima os ofrézcalas oraciones, obras y trabajos dd presente dia, para reparar las ofensas que se os hacen, y por las demás intenciones d* vuestro Sagrado Corazón. Os las ofrezco en especial, á fin de que nuestro corazón, a semejanza del vuestro, sea compasivo con los pobres. PROPÓSITO. Respetar, amar y servir á los pobres de Jesucristo. LO DE SiMPRE. ... En La Libertad de Valencia se ha publicado un extenso artículo impugnando con.más inquina que caridad la "Carta Abierta,, que, destinada á D. Eatnón Nocedal y con la íirma de Teresa de Jesús, apareció en uno de los últimos números de La Campana de la Vela. No sabemos nosotros qué pensará el Sr. Pey-Ordeix firmante del artículo, sobre esto de discutir en buena fé y lid cristiana; pero creemos desde luego que en el asunto que ha motivado su artículo La Campanada, ó le ciega la pasión ó pretende poner en prensa las facultades dialécticas del pseudónimo de La Campana de la Veía. El Sr. Pey-Ordeix escribe muy bien y, avezado como está á las luchas periodísticas, es muy capaz de aderezar artículos y desenvolver pensamientos en las formas más hermosas y brillantes; pero él debe saber que discutir á lo liberal, hablando mucho y no diciendo nada ó diciendo muy poco de lo pertinente, es sistema que desacreditó há rato D. Emilio Castelar. El pseudónimo de La Campana será todo lo inocente, insustancial y absurdo que Pey-Ordeix quiera; pero es lo cierto que ni uno solo de los párrafos, que la "Carta Abierta,, abarca, ha sido rebatido por la experimentada pluma del director de El TJrbión. Comparar el escrito de Teresa de Jesús con los documentos emanados de las huestes de Pidal y demás mestizos, es rebasar los límites de lo justo para penetrar en el terreno de lo insultante, y llamar extravagancias á los sentidos párrafos publicados por La Campana àe la Vela es motejar injustamente á la razón misma. Si algo hay de candoroso en Teresa de Jesús es tal vez la confianza que respira en su razonado escrito de ser oído con serenidad por quienes nunca escucharon otra voz que la de su propio criterio oscurecido por la pasión. Por lo demás su lenguaje es el lenguaje de la fé y de la verdad. Déjese el Sr. Pey-Ordeix de contradicciones que quizás soñara él, pero que no se encuentran en la "Carta,, de Teresa d-e Jesús; déjese de hacernos apologías de ideales que somos los primeros en reconocer sanos (hoy ya hasta cierto punto): déjese de lanzar justos anatemas que todos hemos repetido un millón de- veces sobre los malsanos errores liberales; déjese de expedir patentes de eternidad que nadie autorizade mente refrenda; déjese de todo esto, que es fuera de propósito, y niegue fundadamente, si puede, que sea preciso oh1 la voz del Papa, cuando se trata de salvar los intereses de la Iglesia-. A esto se reduce lo sustentado por el autor de "La Carta Abierta,,, cuyo consejo está en someter el programa integrista á la apro¬ bación del Pontífice; que éste lo bendiga y su bendición nos anime á todos en el combate contra nuestros enemigos. Rebatan, pues, los nocedalistas este pensamiento; pero sin divagar en primer termino, y con más caridad para su adversario y más respeto para el Representante de Cristo que lo hace el Sr. Pey-Ordeix, el cual ha confundido sin duda la venerable figura de León XIII con la de cierto diplomático español. ■ Aliundei. Variedades ... J. ■ i EL P M HiCE, 1 PÀGÀ. Mariposa, mariposa. La de primorosas alas, La de sedosos anillos Y tintas tornasoladas. La que, saltando entre flores, Con aromas se embriaga, Tau inconstante que llega. Sobre el pétalo se para. Besa el perfumado, cáliz Y ni aún la respuesta aguarda; Que alzando el rápido vnelo Corre á otra parte liviana; Y vuela de flor en flor Dando á todas esperanzas, Y á ninguna concediendo Los matices de sus galas... Mariposa, mariposa. Plega un momento tus alas Y escucha de mi consejo Las amistosas palabras: «No quieras cruel burlarte >De la flor que aprisionada > Sobre el oscilante tallo > Llorosa y triste te aguarda, >No quieras, no, con engaños >Pagar tantas esperanzas sComo abriga la inocente j>Eosa que encierra esta tapia, >Ni te complazcas infame >En exacerbar la llaga »Que abristes en su corola >Con el calor de tus alas; sVuelve, vuelve presurosa >Con tu aliento á regalarla, >Con tu halago á adormecerla, »Y con tus lucientes galas 5>A reanimar aquel sér s Que á solas con Dios te llama... »0 yo te juro que un día, » Víctima de tu inconstancia. »Dios hará que en vez de flores ^Encuentres la tenue llama »De una lumbre, cuyo brillo ¡♦Deslumbre tus ansias vanas »Y seducida, infelice, >Por la refulgente lámpara, ^Volarás en torno de ella »En circunferencias rápidas, »Y te irás desvaneciendo, »Y estrecharás las distancias, »Y poco á poco movida sPor desconocidas ánsiás, »Y, escuchando el vil reclamo sDe aquella pérfida lámpara, sDe tus círculos ya estrechos » Darás un salto á la llama, =Que como prueba de amor, >No sólo tus bellas alas, »Smo tu liviano cuerpo ' ^Consumirá alborozada... ^Mariposa, mariposa, >Oye mis finas palabras, »Que hay un Dios allá en los cielos i>Que nunca miente ni engaña 2.Y ese Dios ha escrito un día: *El que la Mee, la paga.-» — ám '4&m Ti LA EPMIA WIOM Medios de extirparla. La viruela, cuya cuna fué la Arabia y cuyo nombre es debido á Mario, Obispo de Abenches, ya era conocida por desgracia á mediados del siglo VI, siendo importada á España por los sarracenos en los principios del VITE. De su universalidad extraña buena cuenta nos dan los datos experimentales, los cuales sólo hacen inmune de la cruel dolencia que nos ocupa á la tierra de Van-Diemen al sud de Nueva Holanda, y de su tenaz persistencia la prueba mejor es hoy nuestra desventurada Ciudad en la que hace mucho tiempo viene haciendo presa. No obstante, la viruela es de aquellas enfermedades que los ingleses llaman evitables, y, aunque temible y pertinaz, no por eso deja de presentar puntos vulnerables por donde ser atacada por el hombre, máxime en los tiempos modernos en que á la par que la ciencia avanza en el campo de sus investigaciones, ayudan no poco las enseñanzas del pasado. Hé aqui cómo en nuestro sentir ha de atacarse la epidemia en Càceres, si se quiere que desaparezca cuanto antes: La Vacunación. Nada tan elocuente como los números, y éstos acusan un promedio anual de 400.000 defunciones variolosas en