EL ADALID. Nosotros do somos tan pesimistas, y nos fundamos para pensar así, en qne si por ius veleidades de la política, llegara á ministro de fomento el señor Gutiérrez de la Vega, no tardaríamos ni siquiera dos siglos, en percibir el tan deseado aumento. Y a propósito de aumentos. ¿Po^ qué hemos de persistir en que se nos dén unas cuantas pesetas mas? Y al cabo si esto pudiera conseguirse menos mal; pero es el caso que todos lo decimos, que todos lo saben, que los nías se pasman del modo como vivimos y hacemos que vivan nuestras familias con lo poco que nos dan, y ni por esas, el aumento no viene ni es fácil que venga. Nos decía un alpargatero en cierta ocasión: Cómo pueden ustedes hacer durar sesenta duros, noventa ó cien dias, cuando yo no tengo bastante con el doble? Ahí verá usted, le contestó un chusco, eso consiste en que sabemos las partes alícuotas. Guando un artesano comprende esta triste situación, no lo sabrán los gobiernos? Y si lo saben y no lo remeciian, ¿qué sacamos con lamentarnos en todos los tonos? Basía pues de pedir aumento. A qué ni para qué. Variemos de precedí miento, que cuando unos medios no sirven para la consecución de un objeto se emplean otros. De hoyen adelante vamos á p-.dir rebaja. Si, señor, que se nos rebaje; pero no el sueldo, sino el precio de ios artículos. Lo mismo dá. Fomenlo de las Artes. — «La vida del pueblo de Madrid» fué el terna que en la noche del 28 desarrolló ante una numerosa concurrencia el distinguido orador y Catedrático D. Enrique Serrano Fatigati. Estudió detenidamente las condiciones higiénicas de las habitaciones en que se desarrolla la vida del obrero, poniendo de relieve y acusando á estas del contingente asombroso de mortalidad que rinde este pueblo, cuyo número es muy superior al de todas las capitales de Europa. Acusó á los Gobiernos y á los municipios de ser los primeros sostenedores de este mal, pues siendo á la higiene del pueblo á lo primero que deben .dedicar sus cuidados, ya procurando que las construcciones se hagan en condiciones aceptables para la vida, ya poblando de arbolado los alrededores de la capital, ya vigilando escrupulosamente esos focos de infección que se llaman los barrios bajos, yacen en el más lamentable abandono, sin inquirir, como es su deber, cual pueda ser la causa de que Madrid sea la población que más habitantes da a los cementerios. El orador fué muy aplaudido. Se quejan algunos suscritores porque no insertamos noticias referentes á esta provincia, tales corno la relación de los pueblos que ingresan, los acuerdos de la Junta provincial, etc. Descuiden nuestros abonados, que tan luego se desembarace la Secretaria del cúmulo de obligaciones que pesan sobre la misma, tendremos al corriente de todo á nuestros lectores. Escalafones provinciales. — La Junta de Sevilla ha publicado los escalafones provinciales de maestros y maestras de aquella provincia, llevando á cabo su obra con una escrupulosidad y claridad apetecibles, pues desde el maestro que figu - ra con el núm. i, que cuenta 43 años de servicios, hasta el último de la 4/ clase, que contaba el 31 de Enero sólo 16 días, da aquella Junta cumplida satisfacción á los interesados. Así debía haberlo hecho la de Barcelona, como lo hizo dos años antes. Oí'toí/rfl/Kí.— Advertimos á nuestros comprofesores y aspirantes al Magisterio, que tanto en los ejercicios de reválida y de oposiciones como en los exámenes ordinarios, los Tribunales se hallan en el deber de exigir las reformas ortográficos introducidas últimamente por la Real Academia Española.