(HiAJDÜADOR gos los concejales liberales sus- , penaos por las mezquindades y egoismos de una política despreciativa por lo personal y miserable, entendieron que era llegada la hora de restablecer la legalidad vulnerada. Apadrinaron más tarde, también unidos á los conservadores, aquella labor verdaderamente gigantesca que había de transíormar radicalmente las condiciones materiales de nuestra población con sólo 27.000 pesetas, recaudadas por medio de onerosos impuestos, génesis de un 2 de Julio de consecuencias funestas. Abandonaron después de esta fecha los rojos escaños del Concejo con las melancolías de las esperanzas frustradas, permaneciendo alejados de sus ineludibles tareas por algún tiempo. Concretando. ¿Qué ha hecho la minoría republicana en el Municipio sino perder el tiempo en la esterilidad más completa? Necesitada se encuentra de reformas de imprescindible urgencia nuestra población, una de las más sucias y descuidadas de España. Cuando llueve, discurrir por las calles llenas de barro é interrumpidas por baches, es punto menos que imposible. Una obra de escasa importancia, se eterniza. Sin embargo, ansiamos que la piqueta reformadora derribe sin descansar un momento, y cuando por rara fortuna tenemos al trente de le alcaldía hombres de iniciativa y de actividad nada vulgares, el obstruccionismo de unos, la envidia y el recelo de otros, tienden á dificultar é imposibilitar los proyectos mejor concebidos y más beneficiosos. A los electores compete, es indudable, dirimir con su voto el éxito de las candidaturas presentadas. Moralmente, de cuanto venga, ellos son los únicos, los exclusivos responsables. Los hechos, meior que las palabras, prueban con irrebatible lógica que elevados al Ayuntamiento determinados candidatos, aunque procedan desatendiéndose de sus deberes, concejales quedan mientras no terminen su mandato legal. Cebedeo. Política local y regional Uno que se va Se ha ido á M*drid el j^fe de les romeristas de Novelda, D. Jjimo Cantó. Nosotros creíamos que eso de romeristas, tra,do del huerto de Maestre, había cadaoado y que los jetes se habíau ido con los conservadores, únioo sitio donde oabeu, porque si se les deja meter baza en cualquier parte, ea verdad que no será para coáa buena. Son los mismos de siempre. Inquietos y ambiciosos. didaturas silvelistas, y otras muchas cosas más, relacionacLs con esto, y oou sobrada oportunidad nos recuerda ayer el queridísimo colega El Liberal, las frases agrias del periódico de la candidatura patriótica, advirtióndonos que bien paga el diablo á quien le sirve. Los silvelistas no son diablos, ni mucho menos, sino un grapo de buenísimas personas, que aspiran, con nobilísimo interés, á implantar en España una época do moralidad y de justicia; y esto, mientras dure la ao impresión, porque revela desde luego que los diputados, al abrogarse atribuciones propias del poder ejecutivo, consideran la situación gravísima, como permitían suponer anteriores anuncios de haberse dado gritos sub versivos y de haber publicado descaradamente los periódicos artículos agresivos á la real familia y particularmente al príncipe heredero, á quien se acusa injustamente de haber huido delante del enemigo, cuando evitó que su ejército fuera copado. Contribuye á agravar la situación Barbarizando El Nuevo Alicantino, periódico carlista vergonzante, sin pisca de aprensión políuoa, cogió ayer la tijera y cortó de un periódico demagogo, un cúmulo de frases cursis contra el señor Gastelar, de las que se estilaban el 72, y las plantó muy santamente en sus columnas, quedándose tan fresco, como diciendo: ¡qué no sabré yo infundir miedo! En cambio, el eminente tribuno es «pludido cinco minutos, con delirio, cuando pinta en sus discursos de Barcelona la figura del sacerdote cristiano. Esos no saben pagar de otra manera. Barbarizando. tual generación será jjuás difícil que política el hecho de no existir en comerse un pavo, una gallin&, una Grecia más que una Cámara, habienperdia, un pichón, un pato ó ou cone- do por lo tanto el temor de que ésta jo y en último caso un pajarito, uno se convieroaen una especie de Conr.an sólo de ios empleados de la Dipu- | vención, tación. ^ , Aquellas palabritas tus dejamos pa- ^ ayuna8 sar, ydeellas se aprovechó á los dos i días, cuando pudo, el atildado colega I Lcm dignísimos empleados de la DiEl Republicano, por el gusto de decir- [ ptuacióa provincial siguen perfectanos con ese salero que le distingue, I ^ente bien en su importante salud, que nos gustaba ponernos ínortou; nos- ' ^l alcalde de Alicante entregó otros que hemos pasado la vida re- I anteayer 6.000 pesetas á cuenta del partiéndolos á manojos, plantándose- ; ü(i>ntilugen^ PrpviIloia,> y n0 8ftbe fl los en el testuz á muchos políticos ' bÍ6,:i l1^0 á l0í4 Pol:>r6a de Bduefi que se empinaban, y tal era nuestro 1 ceuoia y enfermos del Santo Hospital . vicio, que llegábamos á colocarlos en I iQue Dios se lo pague.! la cabeza de los de nido, y hoy los ¡ Páralos emplados no alcanzó un hemos agotado de tal forma y de tal ; céntimo, manera, que no nos queda género de I Se quedaron en ayunas, esta clase, niño muy poco, y lo guar- ' Todo se lo llevó el pan, al aceite, el damos para ponerle' buen moño á ' ,uroz y !ft3 lla,:>ioll«ela»· quien nos dé la real gana. Y gracias que nos hemos escapado de no ocurrírsele á nadie el decir que por estos r,rabajoí8e nos habíau dado cinco duros que es la tarifa que usamos desde el año 72. Ahora, lo que se usa y se vende barato 6.ou algunas cuas, úuioa cosa que tiene salida. Cortas por precisión, porque si son largas, la gente cree que se trata de un añadido. Los silvelistas y los moños Habíamos olvidado lo de las can- ¡Y dale con la comanditaria!... La Opinión padece, en seni.ir nuestro, escesiv» monomanía comanditaria. Comentando la proximidad de las elecciones municipales, dice: «L^ calma que en estos días como en ios anteriores, y los venideros, observan los citatios partidos, es hecho harto elocuente para evidenciar plenamente las cor rieu tes de armonía en que viven, sin que les preocupe lo más mínimo la proximidad del 9 de Mayo, día en que ¡as comuniones políticas en Turquía y Grecia La noti culminante del día nos la ofrece la lucha cruenta entablada en- 'general ponen á prueba la bondad de tre Turquía y Grecia. I sus ideas, el arraigo en la opinión y Despacho» de Atenas dicen que la*elmayoró menor prestigio de que Cámara de diputados se reauirá en breve, previamente convocada. Los diputados, tanto de la mayoría como de íts minorías, han publicado un Manifiesto al pueblo, exhortándole á que pertenezca tranquilo y deposite en ellos su confianza, seguro de que velarán por la honra y la defensa de la nación. Esta noticia ha causado grandísima gozan entre la totalidad de los electores. ¡Oh diosa comanditaria, cuantos benefioios reportas!» El periódico silvelista podrá creer io que le plazca, insistirá si lo estima prude ite, en el socorrido argumento comanditario, equivalente á disculpar las acideces de la derrota con las dalzuras de lo previsto, pero la coman ditaria sólo existe en su imaginación* Prueba esto la reunión del Comité del partido liberal bajo la presidencia de nuestro muy querido amigo el notable jurisconsulto Sr. Biltran, que, dirigiendo al partido en aquellos momenüos sabíalo que se haoía, y en la que se proclamó la candidatura que ha de llevarse con decisión y firmeza, dignas de ejemplo, á las urnas. Lo evidencia también los grandes trabajos electorales que ha tiempo están llevando á cabo los snbeomités de distrito, merced á los cuales se cuenta con una1 organizioión brillante por ningún partido local superada ni igualada. Por las minorías se va á las urnas y es muy probable que las minorías se consigan. ¿Implica esto inteligencia alguna entre los partidos monárquicos, cuando la sola idea d« su proyecto subleva con justa razón á los que tantas arbitrariedades sufrieron por defender la legalidad? Visite de siete á once de la noche los locales de los subcomités y se con vencerá del arraigo y fuerza conque se cuenta, respirando todos democracia y Uberbad. Desengáñese el periódico silvelista. Con declamaciones, no se consigue victoria alguna electoral. Para vencer, son precisos votos. ¿Qué contubernio puede existir, oponiendo en las Mesas , una representación entera y valiosa que no transija «ino en cuanto tienda á dignificar el ejercicio del sufragio? Lo que han de hacer los silvelistas, es aprestarse á la lucha con entusiasmo, presentando una candidatura de sólidas garantías que llene las aspiraciones de ia opinión y si loa conservadores no dejan hueco alguno de ellos será la responsabilidad únioa y exclusivamente. A recontar votos, á proclamar las escelencias de sus candidatos, á trabajar con fe: así se triunfa en la oposición y así consiguen algo los partidos que reals y afectivamente tienen votos* Y dasengáñese los silvelistas, la democracia ha ido arrinconando los tras tros viejn, por inservibles é inútiles, y hay que ir con ella, buscándola entre los ciudadanos que aspiran á que sea una verdad el sufragio, y á que no ^e pierda una labor, á costa de trabajo y tanta sangre alcanzada. 26 FOL·LICTÍN DK «KIí Q&ADUADOB» «OL·llBA [ 2T — ¿El señor es hijo del coronel della Rebbia? — preguntó el prefecto con aire lijeramente confuso. — Sí, señor — respondió Orso. — Tuve el honor de conocer á vuestro padre. Agotáronse pronto los lugares comunes de la conversación. A pesar sayo, el coronel bostezaba con bastante frecuencia. Bn su calidad de liberal, Orso no quería hablarle á un satélite del poder. Solamente miss Lidia sostenía la conversación. Por su parte no la dejaba languidecer el prefecto, y era evidente que experimentaba un vivo placer hablando de Paris y de salones á una mujer que conocía á las notabilidades de la sociedad europea. De vez en cuando, y sin dejar de hablar, observaba á Orso con singular curiosidad. —-¿Habéis conocido en el continente al Sr. della Rebbia?— preguntó á miss Lidia. Miss Lidia respondió, con algún embarazo, que había trabado conocimiento con él en el buque que les había traído á Córcega. — Es uü joven muy comme il faut — dijo el prefecto en voz baja. — ¿Y os ha dicho — continuó todavía en voz más baja, — con qué intención vuelve á Córcega? Miss Lidia tomó; un talante majestuoso. — No se lo he preguntado — dijo. — Podéis interrogarle. El prefecto guardé silencio; pero un momento después, oyendo á Orso dirigir al coronel algunas palabras en inglés. — Habéis viajado mucho, á lo que parece, caballero — lo dijo. — Debéis haber olvidado la Córcega y sus costumbres. — Es verdad: era muy joven cuando la dejé. — ¿Seguís perteneciendo al ejército? — Estoy de reemplazo, señor prefecto. — Con haber permanecido tanto tiempo en el ejército francés no dudo, caballero, que os habréis hecho un verdadero francés. Y pronunció estas últimas palabras con marcado énfasis. No es lisonjear prodigiosamente á los corsos recordarles que pertenecen á la gran nasión: quieren ser un pueblo aparte, y justifican bastante esta pretensión para que deba concedérseles. Orso, algo picado, respondió: — ¿Pensáis, señor prefecto, que pera ser hombre de honor deba un corso servir en el ejército francés? — No, por cierto — dijo el prefecto — no es ese, en manera alguna, mi pensamienoo: hablo solamente de ciertas costumbres de este país, algunas de las cuales no son tales como desearía verlas un administrador. Y recalcó el acento sobre esta palabra de costumbres y tomó la expresión más grave que permitía su cara. Poco después se levantó y salió, llevándose la promesa de que miss Lidia iría á ver á su mujer á la prefectura. — -Menester era — dijo miss Lidia — que yo fuese á Córcega para saber lo que es un prefecto. Este me parece bastante amable. — No podría decir en cuanto á mí otro tanto— dijo Orso, — pues le encuentro muy singular con su aire enfático y misterioso. El coronel estaba más que amodorrado. Miss Lidia miró hacia aquel lado, y dijo bajando la voz: —Pues á{mí nó me parece tan misterioso como pretendéis, porque creo haberle comprendido. — Sois seguramente muy perspicaz, miss Nevil, y si véis alguna gracia en lo que acaba de decir, será seguramente por haberla puesto vos. —Esta es ana frase del marqués de Mascarilla, señor della Rebbia, me parece; pero ¿queréis que os dé ana prueba de mi penetración? Soy algo bruja y sé lo que piensan las personas que he visto dos veces. —¡Dios mío! |Me asustáis! Si supieseis leer en mi pensamiento no sé si debería alegrarme ó afligirme. — Señor della Rebbia — continuó miss Lidia, ruborizándose —solo nos conocemos de hace algtnos días; pero en el mar Diario de Alicante EL CALENDARIO ABRIL viernes San Felipe Correo Para la línea de Madrid, se reooga la correspondencia, en los buzones hasta las dos de la tarde y ocho de la noche. — Kn la central, hasta las tres de la tarde y nueve noche. Para la de Murcia, hasta las cuatro de la tarde en la central. Ferrooarrile Línnea de Madrid: Treü corto (hasta Venta la Encina), salida, 6*10 mañana; regreso 10'30 noche. — Mixto, salida, 9^0 noche; regreso, 6*30 mañana—Correo, salida, 8*20 tarde; regreso, 10'20 mañana. Línea de Muroia: Mixto, salida, 6*16 mañana; regreso, 9'54 mañana Correo, sallida, 4t15 barde; regreso, 7*28 noche. Casa de Socorre. La guardia para hoy, está á cargo do D. Pascual Pérez . v- 1. A*! :