Solo la ignorancia del alto eüjoLo á que se. destina el' local escuela puede .dispensar á los pádres' de familia por el . abandono' j;Ia apatía que demuestran en este punto. Aquí vemos un enjambre, de criaturas metidas en un estrecho recinto sin luz ni veatiiacion , hacinadas unas sobre otras ó tendidas por el suelo, respirando un aire mefítico capaz, de- matar no digo á' un niño débil ,y enfermizo sino al hombre mas robasío'j bien formado, desmayándose unas, provocando otras, muchas üon irritación en -los ojos, todas con las mejillas echando fuego, enervando su naturaleza y contrayendo 'predisposición á enfermedades que les aquejarán de continuo y que sé atribuirán á otras causas: allí en un- departamento desmantelado y ¿bierto por todas partes, sufren Ios_ niños el rigor de las estaciones, se ahogan de calor en el verano y en el invierno descalzos, mal vestidos y no bien aliríiéntádos, uo pueden resistir la crudeza del frío por mas que unos con otros, agrupados intenten desecharle. Acá sirve de escuela una especie de establo, cuyo pavimento de tierra es un lodazal en el invierno, y en el verano despide. una nuve de polvo que sofoca y embota -los sentidos; allá una cárcel ó calabozo que ocupan alternativamente, si no á la vez, el malvado y los educandos, y cuyas paredes en lugar de contener máximas .morales que estén continuamente á la vista de estos para que les queden gravadas xle .un modo indeleble , se vén ennegrecidas con letreros que la mano del criminal escribió con .carbón ó cosa parecida, y que son otros tantos insultos'á Dios ó á la humanidad. No exagero el cuadro que presento á mis lectores, y si hubiera de pintarle al natural según es «n rea^ Jidad y yo he presenciado muchas veces con angustia en el corazón é indignado contra los indolentes y punibles, aun habría de recargar mas los colores; si bien debo confesar que de año en: año seva corrigiendo el mal y hay esperanzas fundadas de que desaparezca no tardando de los pueblos en donde por desgracia aun se padece. ¿Y es esto querer á ios hijos? Cumplirá con . ellos el padre que en los cortos momentos que les tiene á su lado les atiende cuidadosamente y procura que nada les falte, y luego los énvja á la escuela mal acondicionada y convertida en un lugar de sufrimiento, como lo indican la repugnancia que aquellos manifiestan y el llanto en que prorurnpen cuando á ella se encaminan? ¿Podrá decirse con razón que al maestro únicamente intèresa el buen estado del aula? Deténgase cualquiera á reflexionar sobre estos puntos y dése á sí mismo la respuesta. Es preciso convenir en que no siempre son los padres de familia en general los que tienen la culpa xle las vergonzosas faltas que acabo de espresar, sino las Municipalidades, que por no arrostrar compromisos, ó no meterse en operaciones que juzgan molestas y trabajosas , procuran echar de sí la carga y encomendarla á sus sucesores en los destinos concejiles; pero de todos modos no pueden eximirse de la que contraen en no clamar incesantemente y excitar el celo de quien corresponde para que se lleve á cabo con la bivvedad posible el arreglo de la'escuela , salvando las diticullades que á ello se opongan , principalmente cuando no pueda efectuarse por no existir fondos comunales disponibles al efecto, ó por otras causas análogas. Todos de conu n acuerdo y animados de unos mismos deseos , deben trabajar de consuno en una obra que recomiendan la higiene y moral públicas, v ís de la mayor - fluencia en la educación áe lajaTental. La casa que se destine para escuela ha de reunir mejores cualidades- que