ilicíítf.-tóí m-taffl. 11.421' 1,50 ptas 5 » 15 » Prados do auacrlclén; BnAlicanle, al mes. . En España, Irimestrc. . Fuera d« España, id. . Puntos de snscrlGlón: En la Redacción y Administraciáa de 8te periódico. Reclamaciones y correspondencia, á sn Director propietario, 0. Antonio Galdí López Méndcz-Nüñez, 34, segundo piso. Periódico Politico y de Noticias DEFENSOR DE LOS INTERESES MORALES Y MATERIALES DE LA PROVINCIA INtXMIBT^O STJB-LTO IO CÉNTIMOS doRiingo 24 de km Anuncios y temunlcadM: Se inserían á precios conTencionáks haciende cfectlv» su importe adelantado. No »e dayaelven origínale». Publicaciones: De toda obra que s« remita á cuta redacción, se publicará nn juicio arítioo si se estima eonveniente. Días en qne sa publica este periédlM: Todos, excepto los siguientes á Im festivos. J SRES SITGES Y SALI S Servicio fijo regular entre Alicante, Argel y Orán, por los mu güífioo vapores de gran maroha NUEVO CORBEO DE ALICANTE y SITGES. Salidas de Alicante para Argel, los días 5, 15 y 26 de cada mes. Sfelidas para Orán, todos los martes y viernes, á Ihs cuatro de la tarde. Oüosignatario en esta plaza, D. José Saline.s Stmpere, plaza delsabelll í uaro it. Àjena colaboración PROBLEMA NACIONAL Brtjo este epígrafe ha publicado la ilustrada revista El Magisterio Hispa ilol al sigaieuue notable artículo de nuestro querido amigo y pnisaao el exmiaistro de Fomento D. Carlos Navarro y liodrigo: «Guando Gladstoue presentó á las CátQ'iras de su pní.n la última reforma electoral, en cuya virtud figuraron como electores eu Inglaterra millón y medio más de ciudadanos, Mv. Roberto Lowj, después lord Sherbrook, juiainbro ilustre del partido Wigh y et'e de una fracciou que se llamó de os adulanístas, temeroso de dar este ialto eu las UaiettUs, combatió la reworma, y ociaudo fué aprobada, volvió á incorporarse á su partido, p: onuuciando éu ton oes estas palabras memorables: ¿v%«La suerte está echada. Tenemos dentro de los colegios á millóu y medio de electores nuevos; esos serán d^ hoy más nuestros señores. No discutamos ni resistamos el hecho; cor.8a- grómonos completamente á educar ó ilustrar á nuemros amos.» Mr. Lowe, procediendo con arreglo á esta profunda convicción, oonswgfó desde entónces todos sus esfuerzos á conseguir del Estado una cooperación decidida á favor de la instrucción primaria, y cuando por efecto de sus ideas descentralizadoras, la Gr^n Bietafia, hasta el año 1833, no intervenía para nada en su presupuesto, fué aumentando de año en año las cifras consagradas á esta atención, de modo que 90I0 para dos regiones, Inglaterra y el pris de Gales, cousiguaba para la primera enseñanza en el presupuesto de 1886 á 87 la cantidad de 3.4029S9 libras, y en el del 87 al 83 la de3 458'807. Merced á esta protección decidida á la instrucción primaria, ésta se ha extendido eu el pueblo inglés de un modo asombroso hasta las últimas capas sociales, y el salto en las tinie blas que tanto temía lord ^herbrook, y e. advenimiento de la democracia, el aumento de millóu y medio de ciudadanos eu el cuerpo electoral, se ha realizado sin sacudimientos, siu trastornos, sin revoluciones, hasta el extremo de que el socialismo á la hora presente más peligroso es e,n otras naciones que en Inglaterra, y de que el cuerpo electoral, «llí independiente y libre de toda superchería, violencia ó falsificación por parte del poder, ha derrotado á Giadstone y levantado sobre el pavés á ios conservadores. ¿Hemos tenido en España igual previsión cuando hemos dado al pueblo todo linaje de libertades, 1 evando á todos los ciudadanos á los jurados como jueces y los comicios oumo electores? Notorias deficiencias, grandes abusos, punibles abandonos se advierten en todos los servicios de la administración pública en Kspaña; pero nada iguala al tristísimo estado de la instrucción primaria. Mal instruidos y mal educados por regla general los maestros en las esc ielas normales, necesitadas de una reorganiznoióu oompleta; escasa y no muy seguramente retribuidos por los Ayuntamientos; vejados y oprimidos, cuando no explotados, más que dirigidos, adoctrinados y protegidos por una inspección que se constituye arbitrariamente por la iufiueucia ministerial y por el caciquismo político, no llegan á ser, no pueden ser en los pueblos y en las capitales, los centinelas avanzados de la civilización, del orden social y del prograso que mantiene el Estado, del propio modo que la iglesia envía sus mejores misioneros á las comarcas más fetrasad-iS ó que los ejércitos colocan á los soldados más aguerridos en los sitios más peligrosos. He hablado de los sacerdotes y de los soldados eu comparación con los maestros de escuela, y, eu efecto, el maestro de escuela, el soldado y el sacerdote constituyen tres entidades, tres fuerzas sociales de las que nunca se preocuparán bastante los gobioruo'». Sin duda alguna las abas gerarquías de astas tres clases aloanzauen nuestro país grandes preeminencias y van acompañadas degrandesp entigioa; pero nadie podrá asegurar que el soldado español, sobrio, sufrido y heróico como el que más, en la vida de guarnición y eu la vida de campaña, se encuentra atendido con aquel celo y con aquella solicitud paternales que se deben al que hace oscuramente el sacrificio de su existencia en aras de la patria, como el sacerdote que sale de un seminario, medianamente instruí do, y vegeta olvidado de una aldea, con escasez retribuido, tiene la preparación y los medios necesarios para cumplir la augusta y santa misión qne le impone su ministerio, de la propia manera que el maestro que sa prepara en unas escuelas normales, que se encuentran eu un estado de total abandono, necesita tener vocación de apóstol y de mártir para vivir en un pueblo rural, sin comunicación con el mundo, á merced de la buena voluntad de los Ayuntamientos para recibir su escaso estipendio. Y sin embargo, el soldado es el héroe anónimo é inmortal de todas las epopeyas militares en España á través de ios tiempos, y lo está siendo hoy en las horribles y mortíferas campañas de Cuba y Filipinas, cualesquiera que hayan sido, ó sean las deficiencias de sus caudillos; como el sacerdote es en los pueblos el elemento de gobierno más influyente en el orden moral, y como el maestro de escuela con su instrucción, con sus hábitos, con sus modales, con sus gustos» determina el nivel intelectual de la gr*n masa, y poco á poco es el troquel en donde se vacía y modela el tipo, el carácter de la nación. Descuidad la preparación, la alimentación, la higiene, la instrucción misma del soldado, y él sacrificará noble y heróicamente su existencia; pero acaso no pueda salvar en un caso supremo el honor y la integridad de la patria, que no ha vacilado en heeer inmensos sacrificios con este sacratísimo objeto. Abandonad á los sacerdotes en las oscuras aldeas, y allí suspirarán eternamente por la resolución de un régimen que nunca ha de volver, y serán un fermento perdurable de guerra civil. No os preocupéis de la suerte que alcanzan los maestros de escuela, y ellos quizás en su desesperación, en vez de ser un elemento de educación moral, de preparación intelectual, envenenarán las entiañas vírgenes de las nuevas generaciones y serán una levadura constante de revolución en los pueblos. C. Navarro y Rodrigo. llim IWCEOENTE La Monarquia publicó en su número correspondiente á ayer el siguiente suelto político que reproducimos con verdadera complacencia: El Graduador publica ayer nn artículo en el que se queja con razón sobrada de la falta de asistencia de Jos concejales de nuestro Ayuntamiento á las sesiones que aernanalmente debe éste celebrar. Realmente El Ghaduadok tiene razón y como la tiene no somos nosotros los que en la ocasión presente hemos de negársela. El que solicita y obtiene de los comicios el cargo de representante del pueblo, debe cumplir los deberes que tal representación impone. Estamos, pues, en un todo conformes con lo que El GRADUADOR dice de los concejales qne no asisten á las sesiones y de desear es, que secundando toda la prensa local ¡a campaña por El Graduados emprendida sobre este asunto, en ia cual ha de tenernos completamente á su lado, consigamos entre todos, que los individuos del Ayuntamiento sin distinción de colores políticos asistan todos cual es sa , deber no sólo á los cabildos, si que U 11 y EL FENIX 1(5 KL NAUFRAGIO DBL GRUMSTE í 13 a de segaras domicilio social: Madrid, calle do Olózaga, número 1 (paseo de Ee coletos OMLIK.^isr TÍA S: PESETAS Capital social efectivo. 12. 000.000 primas y reservas. . 43.598 510 Total. . . 55,598.510 32 AÑOS DE EXISTENCIA SEGUROS CONTRA INCENDIOS. — Esta gran Compañía nacional asi gura contra los riesgos de incendio. El gran desarrollo de sus operaciones acredita la confianza que inspira »l público. HABIENDO PAGADO POR SINIESIRTS DESDE EL AÑO 1864, de SU ÍQndación, íh suma de PESETAS 69 BILLONES 159 69443. SEGUROS SOBRE LA VIDA.— Eu este ^mo de seguros contrata toda clase combinaciones, y especialmente las •"Otales, Rentas deeducoción, Rentas Vitalicias y Capitales diferidos á pri^8 MAS REDUCIDAS que cualquier otra Compañía. Subdirectores en esta provincia. — Julio Malueuda, paseo de Méndez ^úñez, número 46, Alicante, y don |Uan L'orca, calle de San Fernando' Ameróse, prüu ipal. MIL PESETAS ^ que presente cápsula» do Sánalo mejores que las del doctor Pizá, M üarcoloaa, y que curen más pron0 radicalmente twdas las enferme^ arinaarias, — Que coman, de algo han do vivir: no comes tú? Egoistones, todos loa hombres sois lo mismo. Embebecido estaba yo oyendo el filosófico diálogo infintil que parecía extraño á aquella edad. En este punto se hallaban de su graciosa polémica los dos niños á quienes se había acareado Leal como un compañero cariñoso, cuando vi que el personaje desconocido venía con paso presuroso al sitio en que me hallaba. Ei niño cogió con sus manos la cabeza de Leal y le dió un beso que fué contestado por el perro meneando la cola y la miendo la cara de la infeliz criatura. Era un cuadro tierno y candoroso el de aquella criatura abrasada al parro de Terranova, coya negra cola contrastaba con el blanco del rostro del niño. Li niña parecía tener envidia de que el perro acariciase solo á aquíU, y lo llamó, sin que tardase mucho en acudir Leal buscando las simpatías de la niña. El hombre de mirada siniestra se acercó. Leal se plantó delante de los niños como queriendo guardarlos de alguna agresión y fijando sus brillantes ojos en el que había querido matarlo. — Qué hacéis aquí, muñecos? — dijo el recién llegado con áspero acento. — Trabajar, — respondió la niña. — Y yo,— -interrumpió el niño. — ¡Ea!... á casa, á casa... Siempre estáis buscando protestos, • — prorrumpió acornp .ñando las palabras oon bruscos modales el desconocido. Me miró atentamente, y al ver que me afectaba el trato que daba álos niños, cambió de acento, inclinóse y les dió un beso á cada uno exclamando: — jAngelitosl se van á quedar siu padre: no tienen madre, ni familia, porque el tío... ¡oh! ese... es muy malo. — Paes si nos quiere mucho, — repliwó la niña. — Mocho ¡eh!... vaya, largo, largo de aquí. Leal dió dos saltos delante de ellos como queriendo decir: uno y á otro, iuclinaba el psso de la justicia favorable al primer o. ¿Por qué tanto afán en los dos para hacerme formar juicio contra su adversario? —0Q r iere usted descansar?— me dijo después de observar que yo daba muestras de impaciencia. — Muchas gracias, — le contestó — voy á ver la aldea».. — Poco tiene que ver, pero son honrados sus moradores, honrados hasta dejarlo de sobra. Unicamente ¿stá demás aquí ese truhán con quien usted ha estado hiblando. —Pero. — ¿Viene usted para mucho tiempo? — preguntóme oon interés el que había querido matar á mi pobre Leal. ■—Pasaré aquí el verano. Al oir esto me miró con fijeza extraña. Parecía que vagaba por su cabeza un proyecto terriblej y que podría estorbarlo cualquiera persona que no faebe del pueblo. — Me alegro, — dijo oon fingida alegría. Y bajándose, acarició á Leal, pasando la mano por la cabeza. Leal gruñó como diciendo: — No quiero nada oon usted, mal hombre. Yo conocía el lenguaje particular del pobre Leal, que expresaba la repulsión, el ódio, la antipatía de un modo, y el cariño, la simpatía de otro. — -Vamos, que hemos de ser muy amigos... — interrumpió aquel hombre. El perro apartó la cabeza, no queriendo que la tocase aquella mano, y después se levantó como haciéndose el distraído. — Pues ya sabe usted que aquí tiene una choza á su disposición. Comodidades, ninguna, pero voluntad, mucha y muy grande. — Se agradece. Llevó mi escopeta al hombro, despedíme del personaje eX- 1 —