ANO Y. CÁCEEES 11 DE NOVIEMBEE DE 1898. NÚM. 199. - P lié' 4^ iif il " . . . • Ift 11 E K I M Ufe! ♦ . .. SE^C^-^T a.-rjo CATÓLICO. rj , • " , . -■19Cí . Toda la correspondencia se dirigirá al .•.A.dministrador de este periódico, Portal Llano, 39. ; - Se admiten anuucios y comunicados í precios convencionales. No se devuelven los originales que se nos remitan para su publicación. SE PUBLICA LOS JUEVES. NÚMERO SUELTO S CÉNTIMOS. NÜMERQ ATRASADO 20. rp-RECIOS IDE SUSCJRIIPCIOlvr. fesetna En Càceres, el trimestre. . ... ..... . . ... ... O ©O Fuera, el idem .......... . . . . O W Fiaza de la Constitución, 3. - : ' i . ■ CAMISERO 1 COSTES *¿ CÁCEBES DGCíí ■ Se desarman, limpian y arreglan máquinas de coser de todos los sistemas. APOSTOLAMLiOMCIÓl Intención general para LA CARIDAD CON LOS POBRES. Oración cotidiana para este mes. ¡Oh Jesús mío! por medio del corazón inmaculado de María Santísima os ofrezco las oraciones, obras y trabajos del presente día, para reparar las ofensas que se os hacen, y por las demás intenciones de vuestro Sagrado Corazón. Os las ofrezco en especial, á fin de que nuestro corazón, á semyanza del vuestro, sea compasivo con los pobres. PROPÓSITO. ¿«•i» /!/;. za ¿ ■ • .• •. : - Bespetar, amar y servir á los pobres de Jesucristo. III 'I 1 ' ' - 1 lapisías, no locedalisías. Atendiendo las fundadas y jus« tas excitaciones de nuestro colega granadino La Campana de la Fela, insertamos á continuación la "Carta Abierta" al Sr. Nocedal, que con la firma de Teresa de Jesús publica el referido periódico en su número del 31 del pasado mes. CARTA ABIERTA. Excmo. Sr. D. Ramón Nocedal. _ Respetable Señor: Pocas muy pocas situaciones como la presente ha pasado España más críticas para la Religión y para bu propia grandeza y konor desde Pelayo acá: harto lo sabe V. No sabe menos que es completamente ia ygno pensar en toda regeneración aquí, si no se consigue que la gente sana coadyuve á ello y. con contadas excepciones, no la hay sino en el pueblo que ora, trabaja y paga. Tampoco ignora que sin la acción de los católicos (no hablo de los carlistas que tienen un ideal particular) nada ó muy poco, se puede hacer de a.cci¿»n política. catóSiea. Sabe de muy antiguo, que sin una acción católico -política, todos, casi absolutamente todos los intereses de Jesucristo, Señor nuestro, están literalmente aplastados por la política masónica extra-pura, que impera aquí casi tan cínicamente como en Francia y en Italia. El estado de la opinión hace que nunca como ahora se puedan apreciar los desastrosos efectos de esa política, ni se haya presentado ocasión tan prácticamente propicia, para trabajar abierta y valerosamente en favor de una acción exclusizamente católica y patriótica por lo tanto. Todo eso se lo sabe V., y también qae V. es la clave del profolema: sin V. no hay, hasta ahora al menos, jefe posible para los católicos: la defensa eficaz, con la ayuda de Dios, y aún quizás el triunfo de la causa católica podría decirse en cierto modo que pende exclusivamente de V.: el dignísimo, y por todo extremo y razón respetable general Polavieja, ni aún desprendido de los que hasta ahora le secundaban, no puede por sí solo hacer lo que la causa católica demanda: le falta la larga historia político-católica de V.: le falta los inmensos talentos especiales que V. tiene y de cuyo empleo ha de dar cuenta á Dios dracma por dracma; talentos que muchos, muchísimos creemos que V. no emplea como debe por razones que Dios pesará, no nosotros. Necesitamos los católicos, poco me.nos . que absolutamente, de V., para, por Y. dirigidos, prestarle un apoyo tan apretado como que no apoyaríamos en V. á V. mismo, sino á Jesucristo, Señor nuestro, cuyos intereses, con nuestra ayuda, iría V. á sacar á flote del presente naufragio. Pero V. se sabe muy bien que, aunque nada más hermosísimo que sus ideas integérrimas que yo, como todos los más, tengo y profeso, con ellas, como programa político-práctico, no irá V. en' suma á ninguna parte. ' Harto y muy harto se lo sabe V. O enarvola V. una Bandera Católica, puramente Pontificia, ó se estará V. eternamente disertando en El Siglo Futuro, TpreáÍQ&náo cosas muy buenas, y haciendo cosas muy malas, con solo no hacer lo que debe: cierto que los tiempos presentes son muy duros; pruébese, pues, á sí mismo, y si vé que no es de la madera de los mártires, por Dios y por su Patria, retírese: V. no sirve para mandar el ejército de Cristo: no son loa tiempos presentes propíos para que hablen los cobardes, sino para que avancen y se batan los valientes: [ bien sabe que nuestras armas son la oración y el espíritu de abnegación y sacrificio de sí mismo. Sin el Papa, la masa general de los católicos, incluso el pueblo que «ora trabaja y paga», con el que V. cuenta, no queremos ni acción católica, ni á D. Carlos, ni á.V.: con el Papa sería V. un nuevo Ezequiel que, soplando sobre el campo de los muertos, vería unirse á los huesos la carne; á los cuerpos el espíritu: y el partido católico, con Bandera integérrima ó no integérricaa, pero dada por el IPapa y empuñada por V. como Jefe indiscutible entonces bajo el punto de vista católico, unido ó no al Sr. Polavieja ó^ á otros, el partido católico evocado por Y. se levantará del sueño de muerte en que está, y la causa de Cristo tendrá un ejército para su defensa, y en V. un nuevo "Winthorf, que para ellos tiene sobradas condiciones, si es humilde. Sí; tendrá V. soldados y aun mártires. La causa católica necesita de V. y V. no puede ser lazo de unión en Cristo : entre los católicos, si V. no vá antes al Papa y le somete ese mismo programa de V. adaptado á las exigencias de lo práctico en lo político y le pide y obtiene su aprobación solemne y pública. No nos basta que V. nos diga que - su programa es el mejor de todos los programas, y fatigue á las prensas demostrándolo; necesitamos que el Papa lo apruebe y lo bendiga sin más demostraciones ulteriores de su bondad y excelencias, — Esa es, despojada de cuantos viles intereses humanos, y de cuantas malas pasiones disfrazadas, y de cuantos errores de juicio sinceramente profesados, impiden á la verdad mostrarse tal cual es, esa es la solución á la gravísima desunión que nos enerva é inhabilita á los católicos para trabajar con fruto por la Regeneración verdad en Cristo de nuestra Patria. Esa es la solución y no hay otra: ha llegado el solemne momento de unirnos los católicos al Papa ó perecer por nuestra miserable desunión: el lema de la Bandera de la Restauración católica y político-social no puede ser otro que con el Papa: no dudo que ya se hallará la fórmula para ello; fórmula que puede muy bien considerarse como la sola esperanza de salvación para Es paña: y los ideales generosos de le carlistas, y los de los que á otra cosa tiendan, ya quedarán á salvo en lo que de legítimo tengan, y la organización de los católicos como factores de in mediata acción política, se hará con la rapidez que la presente situación tan urgentemente exige. Hay una tremenda liga de oraciones contra la desoladora inacción católico política de V.: al frente de esta cruza da tenemos á quien es muy difícil pue da V. resistir: á Santa Tei de «Besúsü! Piense, pues, Sr. Nocedal, que á una palabra de V. el ejército de Cristo sui girá y levantará á V. en hombros, é ir allí á donde V. con el Papa le mande ir como soldados de Cristo: quien con V. vaya entonces irá con el Papa: quien va con d Papa, vá con Cristo Jesús y el qne va á Oios y con Oíos no vá contra Dios. Tener la plena convicción de esto es como augurio de una victoria cierta, toda vez qne porté infefi non pr&balebunt adverstts eám. Toda carta exige una firma al pié, y una carta en, que se habla tan afirmemente en católico contra todo respeto humano, y en la que. con razones sin réplica posible, se aboga pór lá. defensa de Cristo y de su Iglesia, bien puede llevar al pié el nombre de TERESA DE JESÚS. Hoy día infraoctavo de la fiesta de La Doctora Mística, compatrona de España.» fiiatfbaú asentan íi.t ogoii ',¡ . h- lolòB iat i!"- ' / El espíritu que domina en el importante documento que acabamos de transcribir, es el; mismo que viene animando desde su fundación á El Eco de la Montaña: León XIII, no Ramón Nocedal, ha de darnos la pauta de conducta que hayamos de observar en nuestras lides políticas; papistas, no nocedalistas, hemos ele ser los católicos españoles en el desenvolvimiento de nuestras ideas. Los que somos cristianos de verdad y de acción, admiramos, .e» cierto, los talentos y titánicos, esfuerzos de los que, como Nocedal, se sacrifican por el triunfo de la santa causa; muchos de nosotros le hemos seguido por más ó menos tiempo en sus campañas contra el enemigo común, el liberalismo, y no tendríamos inconveniente en que volviera á mandarnos y dirigirnos; pero sabemos que, mientras mande y dirija en. nombre propio y no con la aprobación de la Santa Sede, sus esfuerzos serán inútiles y sus campañas infructuosas. Para buscar el triunfo de la Iglesia, los católicos no quieren ni pueden oír otra voz que ía del Papa, de la cual han de ser fieles trasuntos los jefes de nuestros partidos católicos. Carlistas é integristas antes que tales son cristianos y, como cristianos, deben militar unidos en pró de los intereses de Cristo, sin reconocer otra jefatura que la del Romano Pontífice, asegurados éstos intereses, cada agrupación podrá defender los propios J)a¿o J»