L A CONCORDIA CUENTOS ESTUDIOS DE MUJERES m Sor Elena FigoráoB una pradera llena de verdor y matizada de puntos de colores; un montón de casitas blancas ídem; una bandada de palomas y un caserón muy vetusto y grande, y ya tendréis una idea del paraje en que está enclavado el pnebio de X y del convento que le da nombre. ^ Elena hacía año y medio one estaba en el convento: sus padres, personas acaudaladas y de rancias idéala, se habían empeñado en que- Eieua se consagrase al Señor, y quieras aue no, la hicieron trocar la casa sofariega por el convento; las novelas que á hurtadillas leía, por los libros místicos, v los tangos y seguidillas de que gustaba, por cantos monótonos y tristones de la iglesia. ¿Cómo os describiré yo á Elena? ¿Si cogierais, no ya de la. paleta de un pintor, sino de la divina de que tomó el Creador los tintes con que formase el arco iris, mucho, mucho negro para ojos, pelo y pestañas; mucho rejo para labios; algo de color indefinible para las cambiantes aceradas, y mucho blanco con matices rosadas para cuerpo, garganta y rostro, y con esto no tendríais más que los materiales, trozos de belleza sin belleza alguna, encantos deformes, la armonía, la gracia, en fin; el todo os faltaría, y sólo las imaginaciones privilegiadas podrían con ellos formar un todo parecido, ya que no igual, á mi novicia. Era en fin," Elena, una de esas mujeres hechas especialmente para amar: su cuerpo delgadito, sus labios en los que se debían fundir los besos más ardientes del Universo, sus ojos llameantes de mirada acariciadora y el seno turgente en cuyas palpitaciones rápidas y acompasadas y desiguales, se adivinaba un mundo de deseos, me hacían recordar Las Vírgenes á medias, de Prevost, y desmentir in mente la posibili - dad del amor ideal. Con todo es^o y con decir que tenía diez y siete años, oreo que ya supondrán jnis lectores, y sobre todo mis lectoras jóvenes, lo á gasto que Elena estaría en el convento. La madre abadesa llegó á concebir serios temores por la existencia de Elena. ¿Qué la pasaba? Nadie lo sabía; pero lo cierto es que los colores de su cara disminuían y que dos círculos amoratados circundaban sus hermosos ojos, cuya mirada era más ardiente si cabe quedantes. Él momento de profesar se aoorcaba y Elena lo veía venir con terror como si bajo las tocas monjiles viniese la descarnada muerte é imprimiera en sus labios ardientes sus besos fríos. Aquella naturaleza se resistía á renunciar sin gozar los de Ips placeres carnales; tal vez en sus sueños de doncella los santos que adornaban su celda se vieron reemplazados por imágenes viriles sin aureola, que en vez de poner su mirada en el cielo, buscaban la suya-eomo pidiéndole en uno de sus besos la fusión eterna de sus caerpos. ... La tisis se había declarado abiertamente, y el Otoño, con sus hojas caldas y sus cierzos helados, avanzaba á paso de gigante. Los esfuerzos de la familia y de la hermandad resultaban inútiles por lo tardíos, la salvación de Elena no estaba en el convento ni en los placeres celestiales, estaba en vivir, en participar de aquellos goces que había saboreado antes de conocerlos y á los que debemos nuestra existencia. ...Elena se moría, y la agonía era larga, muy larga; sus manos oprimían nerviosamente unas manos que no existían, y sus ojos se fijaban con mirada anhelante en otros que, invisibles á todos, le miraban amorosos en la sombra. Ni un rayo de sol, penetrando por los cristales, quiso darle un poco de vida á la hora de su muerte, sólo llamaron á su ventana las hojas caídas que, impulsadas por el viento, tintineaban en la ventana como diciéndole á la muerte: «Des • pacha, despacha pronto, que tenemos prisa. Murió con el deseo ' de ser deseada. ¡Cuántas así mueren en el mundo, sacrificadas á ideas que no profesan, condenadas á no gozar porque sus progenitores, por redimirse de los excesos pasados, la sacrifican hoy que no pueden reincidir en ellos! Y en un espasmo, dando al placer un beso al borde del sepulcro, se quedó rígido su cuerpo, vidriosos sus ojos, cárdenos aquellos lábios, antes tan rojos y fréseos*.. Cuando pasados algunos días desoeaparon la celda de la muerta para albergar en ella á otra novicia, encontraron en los rincones mss escondidos de ic? muebles (y sin duda aportados por una Brígida á la moderna) libros que no teaían que ver nada con los de iglesia, estampas que nada se parecían á las que adoruaban las paredes calizas del convento... (Se continuará.) Alfonso Heexáxdez Clrl 2-903 i »-»< ODrSTRf 4S DE MAR Conchas perlíferas Entre el Gohierno de Costí Rica y mía Compañía mejicana existía hasta hsce poco un contrato psra el monopolio de ls pesca áe ostras y conchas perlíferas. Habiendo lerminado ese contrato el 3 de Abril último, el Congreso del primero de aque- PINIY MEIUrjNAC LOS ETBRWOB T I ll A D n ll B B Oí mm Al más descuidado le dan una estocada de dos pesetas, sin match ni jaleos. líos países ha declarado libre la explotación de los bancos de ostras perlíferas en todo el litoral del Pacífico de aquella República, tanto para los nacionales como para los extranjeros que lleven por lo menos dos años de residencia en el país. En virtud del decreto en que se establece dicha disposición, la explotación, sin sujeción á ninguna clase de contrato se hará por secciones y por temporada con arreglo á lo que se establezca en un reglamento que será dicta - de por el Poder ejecutivo. El permiso ó inscripción para el ejercicio de la pesca de conchas perlfíeras se fijará de mutuo acuerdo por los Ayuntamientos de Libèria y de Puntarenas. La inscripción tendrá lugar en las oficinas del Gobierno de Puntarenas y los derechos serán percibidos por la Tesorería municipal del mismo puerto. Los gobernadores de Puntare^ nas y de Guanacate se pondrán de acuerdo, á fin de tomar las medidas necesarias para evi ¬ tar los fraudes en el importe de las licencias ó en las multas por contravención á las disposiciones de la autoridad en el ejercicio de dicha industria. Todo el que se dedica á la pesca de conchas perlíferas irá provisto de una autorización especial. Los derechos de exportación de conchas perlíferas se fijan en dos centavos de Colón porkilogramo. Pffll IEBI6NAC Los emperadores de la agilidad, los reyes de la fuerza y los super -hombres de la astucia en el difícil tnanejo del arma blanca, van á medirse esta noche en él teatro Lírico ante las hermosas mujeres que acudirán á recrearse en la musculatura de los dos colosos, y ante los hombres animosos que envidiarán las dotes privilegiadas délos dos formidables tiradores. Resulta admirable, verdaderamente consoladora, la preponderancia que va adquiriendo en nuestro -país la afición á los ejercicios corporales, que son los que verdaderamente regeneran la juventud y sanean el alma, hi gienizando el espíritu y nutriendo y renovaudo la sangre. Y no es que se persiya en nuestra noble tierra carteles más ó menos justificados de espadachines, no, puesto que, por fortuna, en España si lo bueno sobrara sobrarían las personas de dignidad y en cambio escasean los matones de oficio, porque hay más caballeros que rufianes; es que se abre paso el hermoso convencimiento de que la clorosis es la miseria más repugnante y odiosa que puede padecer la humanidad, y contra ese peligro se aperciben gallardamente los hombres de corazón sano y de espíritu limpio y fuer ■ te, llenando las salas de armas, invadiendo los gimnasios, acudiendo á admirar los asaltos brillantes de los grandes maestros. Este es un paso en firme en él camino de la regeneración, una esperanza consoladora para lo porvenir, porque cuanto más fuertes sean loà hombres, más poderosos serán los pueblos y mayores éxitos podrán esperarse de sus iniciativas. La espada matará nobU'inente á la anemia, y las poleas destruirán con indiscuti ■ ble gallardía la clorosis que consume moral y materialmente á tnedia España, por la pobreza del espíritu y la imnooilidad absoluta de los músculos que los atrofií y los enerva. R. rSesa de la Peña. Telegramas de ayer En el Vaticano Boma 9. A pesar de la prohibición del doctor Lapponi. Su Santidad, León XIII, ha recibido hoy en el salón del trono á 5 000 peregrinos alemanes, austríacos y belgas. Durante ia ceremonia no se ha pronunciado nitgún discurso. El pspa di© su bendición á ia multitud y fué frenéticamente aclamado. Registro de anarquistas Bruselas 9. Eki la estación del ferrocarril de esta capital se ha hecho un registro minucioso de las señas personales de varios anarquistas extranjeros, que hsn sido expulsados de Bélgica. El objeto de esta medida es facilitar la captura de los mismos en el caso de que no cumpliesen la orden de expulsión. Entre los anarquistas figura un español llamado López, á quien la policía belga considera como el más peligroso de todos ellos. Oes mitins París 9. Ayer verificaron en Budapesth dos mitins separadamente, los saciaiistas y el partido llamado de la independencia, para protestar con tra el proyecto de ley militar en Hungría. El partid© de la independencia deseaba, en unión de los socialistas, hacer una manifestación pública, pero estos últimos se han negado por no dar carácter antidinástico á la protesta. Ceremonia aplazada WasMngten 9. A consecuencia de acuerdo entre el Empera,dor Guillermo y el presidente Roosevelt, la inauguración de la estatua de Federico el Grande se ha aplazado hasta el año próximo. Deelaraoión ociosa Niieva York 9. Un telegrama de la Habana da cuenta de que Sanguiií ña declarado en el Senado cubano que el tratado de reciprocidad entre Cuba y los Estados li nidos constituía una maniobra del gobierno americano para librar á Cuba de las ventajas del comercio europeo y afirmar la dominación norteamericana en la isla, desde el doble punto de vista comercial y político. Noticia desmentida París 9. El periódico Le Temps publica un despacho de Tánger diciendo ser inexacta la noticia de la captura del pretendiente, pero parece que los jefes de la kabila Touls han prometido entregarle al Makzen en muy breve plazo. En el país de los Ssmalis París 9 De Londres telegrafían el rumor de estar cercado el mullaeh por los ingleses en la región da Madug. La cuestión de Acre París 9. Dice un telegrama de Naeva York que parece ser un hecho el arreglo do la cuestión de Acre. El sindicato anglo americano que lo ocupa se retirará y recibirá una indemnización de 44.000 dollars, pagados por el Brasil y Bolivià. La cuestión de los Balkanes París 9. Telegrafían de Constantinopla que el Gobierno otomano dirigirá una nota á las potencias sobre la insurrección en Albania y Macedònia. Las reformas prometidas no han servido para dominar la insurrección, que se extiende más, librándose diariamente sangrientos encuentros. 3 ï m imm En el año 1855, Mr. Hyaíí, de Nueva York, propuso por primera vez el empleo de unas hojas de vidrio en cuya masa había, á modo de armadura una tela metálica de alambre de hierro, para sustituir á los vidrios ordinarios empleados principalmente en las cubi-rtas de las construcciones. Este nuevo elemento para la construcción reúne inmejorables condiciones, pues la red metálica parece comunicar ai vidrio las cualidades que le faltan: su adhesión y su tenacidad. Tiene además ia grande é innegable ventaja da que aunque se rompa un trozo de ese vidrio permanecen* únicos ios fragmentos, lo cual produce una grandísima seguridad sobre todo para las cubiertas. La resistencia media del vidrio laminado es de 210 á 215 kilogramos por centímetro cuadrado y el vidrio armado ia tiene doble ó triple. «•na prciili'dnd v^rdadorunionlo prooioBQ dol vidrio uruiudo os bu roBibtüiioia al caientuluionlo, pues un los cubub do incondioB, ob( como ol vidrio ordinario fie rompo y ote á poduzoH ai conlacto do las lliunnH, el vidrio nrmado no deja pann ñ las llamiiB nunquo bo quiebre, puça Iob peduzoB no se Bcpurun. V innto es así que las compuüíüB amoricanus de seguros contra incendios, desde el aflo 1UU1, hacen intervenir en bub contratos la obligación do emplear ol vidrio armado en loa construcciónos nuevas, en ciertas condiciones, haciendo á los propietarios y constructorcB que lo emplean en las construcciones ya exiBlentes una rebaja de 10 por 100 de su prima de seguro, C aro está que el vidrio armado es menos transparente que el vidrio ordinario laminado debido á la interposición de la red metálica siempre opaca, pero como se pueden hacer Ins mallas tan ¡ distanciadas como convenga, se llegan á obtener vidrios armados que ""dan perfecto paso á la luz. El procedimiento rudimentario que propuso Mr. Hyatt no fué de aplicación industrial, mas fué la base de una serie de procedimientos que sucesivamente se han ido patentando en diferentes países y que han permitido estuviera hoy en su apogeo la industria del vidrio armado. Las dos patentes características son la francesa de Apper, que introduce una red metálica entre dos láminas de vidrio que lamina simultáneamente (1891) y la americana de Shuman que inserta en una capa de vidrio, ya laminadoy pero aun fluido., la red metálica (1892), Shuman fué el primero que hizo una grande explicación de su descubrimiento: en 1894 colocaba á IS'ÓO frs. el metro cuadrado los 30.000 metros cuadrados que forman la cubierta de vidrio armado de la nueva estación del ferrocarril en Filadèlfia. La fabricación de un buen vidrio armado se funda en la íntima conesión entre el vidrio y la red metáliiea de modo que el coeficiente de dilatación del vidrio sea lo más próximo posible del de la red metálica. La soldadura del vidrio con la red debe hacerse á temperatura superior á 1.000 grados, y hay que tener en cuenta que solo el hierro y el acero convienen para la red metálica, ad virtiendo que el alambre debe ser perfectamente •pulimentado y elástico. " La forma de las redes metálicas varía según las patentes y los fabricantes: M. Siemens, en Alemania, emplea redes metálicas en forma de tela metálica con mallas de 10 mm. y alambre de 09 milímetro de diámetro. En Saint Gobain (Francia) se emplea alambre de 0!6 mm. En Sehalke (Wesíphada), se. emplean mallas de 20 milímetros con alambre de 0*6 mm. En Inglaterra y en los Estados Unidos se emplean redes de mallas de 20 mm. con hilo torcido de acero del número 18 al número 22. Las redes metálicas se coioóan arrolladas en tornos horizontales, evitando el contacto con los cuerpos grasos y el orín, pasando de allí á sumergirse en la pasta vitrea, de donde por laminado ha de salir ese vidrio armado, tan empleado en la construcción moderna. Con el título que encabeza estas líneas, acaba de publicarse una preciosa novela, original del distinguido y celebrado escritor D. Felipe. Trigo, á cuya obra dedicaremos en breve el espacio á que por su mérito es acreedora la nueva producción. Por hoy solo decimos que La sed de amar, es una nueva prueba, de las grandes aptitudes literarias de su autor. fii i DA FRANCESA Un nuevo empréstito.— Lo que debe Francia.— El tdéficit.» Con motivo de haber anunciado el ministro de Hacienda de la vecina República la necesidad de que se le autorice para contratar un empréstito á fin de sufragar los déficits de los últimos presupuestos, estudian los periódicos franceses las Memorias de las Comisiones parlamentarias de presupuestos y analizan el importe de la deuda. Recapitulando sus observaciones, se puede fijar la cifra de la Deuda francesa en los siguientes términos: Deuda consolidada.... Doudada amor tiza ble. . Deuda flotante Deuda vitalicia . , .... 21.366.791.733 francos 7.490.886.051 1.401.401.290 8.400.000.000 38.659.079.074 francos. A esto hay que agregar la Deuda de los departamentos y de los municipios. Según las publicácioues más recientes del ministro del Interior, la Deuda de los departamentos se elevaba en 1899 á 478 millones, y la de ib í municipios, en 1900, á 848 millones, ó sea en.junto 4.326 millones. Agregando e^to á la Deuda del Estado, resulta que el total que pesa sobre los contribuyentes franceses se eleva á la enorme cifra de 42.965 millones. No es esto lo peor, sino que en la citada Memoria de la Comisión del Senado se ve cómo anualmente ha ido creciendo la Deuda, no por causas accidentales é imprevistas, sino por un desequilibrio permanente entre los ingresos y los gastos. iLa Deuda— di jo la Comisión— crecerá todavía en 1900 y 1901 en proporción considerable, y no es posible prever cuando se detendrá ese movimiento ascensional. Así la situación se agrava de año en año, y ya es hora de tomar medidas para remediarlo.» La profecía se ha cumnlido. Los déñcUs de 1901 y 1902 obligan á Mr. Rouvier á solicitar autorización para consolidar unos 600 millones que pesan sobre el Tesoro, y ya es dice que el déficit de 1903 será mucho mavor oue los anteriores. Comentando estas cifras, dice hombre tan competente como M. Jnies Roche que Francia es muy rica, laboriosa y económica, oue está favorecida por la naturaleza como ningún otro país del mundo, pero que el problema del presupuesto no solamente financiero sino aue se ia inunstria y ai comercio, sino aue se carga cada día el Estado con nuevas atribuciones, queriendo que lo haga todo, lo único que éste hará sera ir á la bancarrota. mi David O keer. J^tad, Bervi^C marinoroeneu^o americano ¿¿Jfc laiBladeYaDC;r^ ^Caroli^ Toda la . Pereció ahoS^a cepto David T1^ pudo llegar á * Huacal 05 dicamentosv oi ^5curiosidades v ^ bró deserco¿^üaquellos eocíc?0^ liéndose de tmaV"" cíe de simbolkm ligiosodeSSS0e£to. Su majesía0deÍ- ?nvivoco¿oSvS a contlnnaeiÓD * Aumentaba se nrtigio dedíaen^; en una guerra srSj da contra Cgvecina dirigió 1p52 raciones contribuido a la victoria^: amigos por medioÍ lasarmasdefuegU baque, que S*? eutrelosVp^ Hecha la pi£ T;n decimos firmad^0 que ninguno sab a^ cnbir^lreyhi^g marinero náufrago^ primer ministro ti! casó con su bija. Muerto el suegro sp calzoconeltronoS buen David, y ^ buen americano aoro! vecho su adveniuíien. to para establecer ueí especie de írtó QIle monopolizó el comer" cío exterior de la isla. Hacía viajes á ilacila y á Hong-Kong, con el carácter de rey eomercianteyhacepoco naufragó el buqueqne le conducía y de esü no se escapó, sino que pereció ahogado real y verdaderamente. ■ Y he ahíelporoüé, su primera esposante no puede consolarse da otro modo de tai sensible pérdida, reclama la herencia del exmarino, pero la reina dice que es de sn tierra y no suelta el dinero. Diegos y muí En un tribunal' —¿Por qué ha entrado usted en la Cárcel? Porque me han llevado á ella dos polizontes. —¿Por embriaguez! —Sí, señor; los das estaban borrachos. Las dosis inñniteámales: Después de haber visitado un médico homeópata á un eafe-'· mo, éste le entre? diez céntimos. — ¡Cómoi-esciaffi! el médico.TSsto e= muy poco dinero. —Está usted en & error. ¿No me usted por la homeop- tía? —Sí, señor. —Pues le pago?»-' ted homeopátlCi" mente. u a it u ¿o ri r! íi¡ & 15' mi C2 se ú i* ú és fli so Ca reí 1B5 B£! éü los C0: Sí rri se so* í E5! Bel 3 i I atr sea 5«, res tic fii jpi yí sej I sói ai TÍ= ere Úl m hf üe En una íertn'^ — ¡Ab, señoreamiedo tan horr¿f tuve ayer!-^deón.-Pasana che oor la Castell-1* cuando de prog* desbocan los cal*"" el cochero seu-pescante y el coa* hace trizas contrs árbol. .¿y usted? -Por : — ror loi.había quedadoeJJ y el carruaje vacío. Gedeónelogi»^ de un tenor ael*r ta, y dice: „Afr, _Despue= - magno no haj ^ mo ia de ese Tamagno? .¿Dónde?