SUSCRIPCIÓN En Santiago, una peseta al mes.— Proviníias y Portugal, 3' 50 trimestre.— Extranjero, cias 20 Uil» — «J ' 1 i tUVIII— — - — — ■ i i Km i ii ■ ^m— i ^8 y Portugal, 3' 50 trimestre.— Extranjero, p . «A A ptas. semestre. neaacción, Administración é Imprenta, Gelmírez 26, pral. y bajos. Teléfono núm. 2 PUBLICIDAD Linea en 3.a pág. O'IO. — Sección local 0'50 Comunicados y reclamos á precios convenció nales. Por Ley de 1896 cada anuncio pagará 10 cents, por imp ieslo del timbre. AÑO VIL Lunes 18 de Agosto de 1902. Núm. 1.260 Su reputación es una de las más sólidamente edificadas. No es de las que se levantan y construyen con los fáciles desvarios del aura popular, que nacen y desaparecen al instante, si no de las que se forman con el talento bien dirigido, con la constante laboriosidad, con la incondicional sumisión al trabajo. Templado su espíritu para las luchas candentes de la política y déla controversia; alumbrado por los destellos de la inspiración poética, literato, historiador, arqueólogo, publicista, catedrático de medicina, orador, el señor Rodríguez Seoane daba inequívocas muestras de sus variadas aptitudes desenvolviéndolas todas con brillantez y marcándplas con el sello vigoroso y característico de su personalidad, que será sin duda una de las que se dibujen con más relieve en el libro áureo de la historia de Galicia. Su existencia ni será olvidada por sus contemporáneos ni será estéril para las generaciones que han de venir. Dejó en pos de sí la estela luminosa, de sus publicaciones científicas y literarias; el ejemplo de sus virtudes cívicas; las provechosas enseñanzas de sus discursos todavía vibrantes, cuando por exceso de labor intelectual, que. no por los años, comenzaban á menguar sus energías; las pujantes iniciativas de su actividad política y parlamentaria; las colecciones y los museos reveladores de las delicadas exquisiteces de su gusto de artista, en una palabra, todo el conjunto de notas y detalles que forman la atmósfera de que se rodean los hombres de talento y que lejos de desaparecer con ellos continúan y subsisten y luego vuelan y se esparcen, llevando esos átomos el nombre del que les dió la vida á los rincones más escondidos de la tierra y á los dias más apartados de la posteridad. El Sr. Rodríguez Seoane comenzó á figurar en el escenario de la vida pública en dos de sus más interesantes aspectos, político y el literario, en una época que era precisamente de las ' que más necesitaban hombres de empuje y de talento, que por un lado contrarrestasen, ó á no ser esto posible moderasen, las demasías revolucionarias, y en otro orden, dentro de las apacibles esferas del arte, por lo que respecta exclusivamente á Galicia, diesen á nuestra adormecida literatura el golpe que la impulsase á la vida y al movimiento, dibujando así los primeros celajes y matices de una nueva aurora que habia de ser mediodía explèndido por su luz y deslumbrador por su hermosura. Y á la política y á la literatura dedicó el Sr. Rodríguez Seoane sus juveniles entusiasmos, ofreciendo los ardorosos brios de su sangre moza, á toda empresa que redundase en provecho del pais en general y particularmente de la tierra de su nacimiento y de sus ilusiones á la que puede decirse que consagró los más OIKOS y encendidos afanes de su celosMftividad. D. Luis era político y literato por temperamento, por firme y üecidida vocación. Como político sabia enlazar de un modo admirable la apacible serenidad, el exquisito tacto del jete de partido con las veherkencias del que lucha de frente por t^n ideal y sabe defenderlo; como literato su inspiración era fecunda, su íacilidad maravillosa, aun en los últimos años de su vida como lo demostró vanas veces en el Ateneo, y su estilo con frecuencia sereno y grave, adquiriría tonalidades de fuego cuando cantaba las grandezas de Galicia, como en La batalla de Puentesampayo, ó la hermosura de la tierra natal como en La anViiua Helems. Estas notas salientes de su carácter resaltan con más ó menos viveza en todos los momentos desu vidapubhca. Veánse en confirmación de nuestro aserto algunos detalles de su curiosa é interesante biografía. EISr. Rodríguez Seoane, á quien el exceso de laboriosidad y de estudio avejentó prematuramente, tenia en la actualidad sesenta y tantos años, y habia obtenido su primer titulo académico que fué el de Bachiller, en el de 1850, en el Instituto de Pontevedra. Después de figurar como caballero cadete de artilleria, siguió los estudios de Medicina en la Universidad de Santiago, obteniendo sin interrupción la nota de sobresaliente y recibiendo los grados de Bachiller y Licenciado con las más honrosas calificaciones que siempre le fueron otorgadas por unanimidad. En 1854 fué alumno interno del Hospital clínico y en 1873 doctor, dándose el caso poco frecuente de que al año de obtener el título indispensable para figuraren el profesorado oficial, lograse después de reñidas y brillantísimas oposiciones, que le dieron gran prestigio entre sus colegas, la cátedra de Terapéutica de esta Universidad, dictándose el indispensable nombramiento por orden del Presidente del Poder Ejecutivo en 1.° de julio de 1874. Pero ya antes de esta lecha el nombre del Sr. Rodríguez Seoane habia alcanzado una notoriedad que no se circunscribía á la región. Por lo que se refiere á Pontevedra, dice un ilustrado periódico aludiendo á la épocá juvenil de nuestro biografiado, que éste ha sido uno de los hombres que más han laborado por la cultura de aquella ciudad, contribuyendo con su palabra y con su pluma al desarrollo de certámenes, conferencias, periódicos y demás empresas literarias. El fundó entonces, con su malogrado hermano D. José— cuya memoria tanto veneraba— y con el doctor Anciles, el periódico que se llamó El Pais y las tareas que éste asiduamente reclamaba, no le impidieron colaborar en los más notables de Galicia y Madrid^ ni publicar estudios históricos tan difíciles y tan interesantes cómelos que dió á conocer, con aplauso de los eruditos, sobre Galicia y la monarquia sueva; ni obtener valiosos premios en los primeros juegos florales que se celebraron en la Coruña; ni tomar renunció el cargo para ir al Congreso, por haber sido elegido diputado por Puente Caldelas. En el mismo año, por R. O. de D. Amadeo de Saboya de 28 de Noviembre de 1871, á la caída del ministerio Zorrilla, el de Malcampo Cadau le nombró director general de Aduanas y más tarde gentil hombre honorario de casa y corte. En 1871 su labor parlamentaria en* favor de las nivelaciones de los sueldos de los catedráticos de segunda enseñanza le valió un triunfo de primer orden y con él las felicitaciones de todos los Institutos de la península. En 1881 volvió al Congreso representando el distrito de la Cañiza y en Mayo de 1886 juró por primera vez el cargo de senador que desempeñó hasta la disolución de los cuerpos colegisladores. Nombrado Gobernador civil de Asturias en 1888, dejó en el antiguo principado, recuerdos perennes é inolvidables. Todavía hoy perdura en Gijón la memoria de sus inapreciables servicios sanitarios, impulsando las obras de saneamiento de aquella hermosa é industrial ciudad, cuando la epidemia colérica amenazaba destruirla. Fué más tarde elegido varias veces senador, representando durante el mando del último ministerio conservador, la circunscripción de la Coruña. No era ciertamente de los representantes del país que consideran su car- mación agraria se publicaron. Y además de estos recuerdos que consigna la prensa diaria, que en este punto hemos reproducido fielmente, también perduran en la memoria de los gallegos sus últimos discursos del Senado en defensa de la Universidad y acerca del llamado voto de Santiago, que defendió valientemente como español y como cristiano. Xo nos entretendremos en citar las comisiones de que formó parte como representante del pais. Con solo su enumeración haríamos una lista interminable. Ultimamente, desde 1800, era Decano de la Facultad de Medicina, nombramiento que fué recibido por el claustro con unánime aprobación. Y ahora dos palabras sobre la labor científica y literaria del Sr. Rodríguez Seoane, y decimos dos palabras porque otra cosa no es posible por las extensas proporcionesque va tomando este artículo, pues de hacerlo en forma solo el examen de las obras de medicina, de historia y de literatura qi ic lega á la posteridad el que ha sido ilustro maestro de la Universidad g;alléga, daría lugar á largas disquisiciones sobre sus méritos absolutos é intrinsícos, sobre laactualidad que revistieron, tendencias que representaron ó iníluencias áque dieron lugar en el porvenir. Como publicista, la autoridad del Sr. Rodríguez Seoane en los distintos Exorno, é ümo.^Sr. D. Luis Rodríguez Seoane 5 de Abi il de 1836. f 12 de Agosto de 1902. parte activa y luminosa en las brillantes discusiones del Liceo. A esto agregúese el ejercicio de la profesión que le ocupó más de 12 años, siendo médico de la sociedad de socorros mútuos de Pontevedra, y los trabajos políticos y se tendrá una remota idea de la actividad prodigiosa que todo ello representa. ' Y ahora es ya de que hablemos de los cargos políticos que desempeñó en distintas ocasiones. Muy joven aún, sus aptitudes le llevaron á ocupar elevados y apetecidos puestos, para los que apenas contabá con la edad que hoy es indispensable. En las constituyentes del 69 fué diputado á Cortes por la circunscripción de Pontevedra, y á esa legislatura pertenecen sus famosos discursos combatiendo á Figueras y demás diputados republicanos. En 1871, fue nombrado gobernador de Càceres y con eran sentimiento de toda la piovinfa, donde dejó gratísimos recuerdos, go solo desde el punto de vista honorífico, con notorio perjuicio de los intereses de los que los eligieron depositando en ellos su confianza. El Sr. Rodríguez Seoane, trabajaba activamente, sin descansos ni tibiezas por todo el país y en especial por su región y por su distrito. Todos los periódicos gallegos recuerdan estos días la defensa que hizo del ferrocarril de Redondela á Pontevedra, que las Cortes aprobaron con el máximun de subvención; el restablecimiento del Juzgado de Puente Caldelas, suprimido en tiempo de los moderados; la agregación al municipio de Pontevedra^ de otros ayuntamientos vecinos: la mtormación agraria que por su iniciativa aprobó el Senado, de cuya comisión informadora, formó parte el Sr. Rodríguez Seoane como autor de la proposición y en la cual se le encomendó, entre otros trabajos de importancia, el dictamen acerca de la ganadería, trabajo extenso y nutrido de datos estadísticos, que ibrma parte de los seis voluminosos tomos que de la infor- órdenes á que se dedicó era indiscutible. En medicina, le dieron gran renombre unos artículos publicados en el SÍglò médico, titulados La enfermedad de Poyo, así como también su notabilísima memoria sobre el tratamiento hidro-mineral en algunas enfermedades infecciosas que fué calificada como la primera entre todas las presentadas al concurso libre á plazas de médicos directores de baños en 1877. Un año más tarde, por R. O. de 20 de Agosto de 1878 fué autorizado para pasar á Francia é Italia á estudiar los adelantos de la asignatura de Terapeútica, y fruto en gran parte, de las observaciones que entonces hizo y de los trabajos que desde años antes venia realizando fueron las luminosos Lecciones que sobre esa materia comenzó á publicar en 1880 y terminó en 1886, que además de los elogios que merecieron á las revistas profesionales españolas y extranjeras, fueron calificadas por el Consejo de Instrucción pública, como de mérito distinguido. Notable también es un opúsculo que publicó con el titulo de Varela de Montes y la escuela mi-dica de Santiajo, trabajo que comprende el estudio biográfico y bibliográfico de las obras de aquel distinguido médico y filósofo, predecesor del Sr. Rodríguez Seoane en el decanato de la Facultad de Medicina de esta Universidad. Hermoso complemento de sus trabajos médicos son su discurso de apertura en la Universidad y la sèrie de conferencias que pronunció en el Ateneo León Xtíí, sobre higiene pública, en las que recogió las últimas enseñanzas científicas, fundiendo de un modo admirable sus conocimientos de medicina con los de política y sociología. Esta autoridad que todos reconocían en el Sr. Rodríguez Seoane hacía que fuese con frecuencia consultado y que se le designase como juez para numerosas oposiciones á cátedras, siendo la última vez que formó tribunal, en 1897, cuando el Sr. Carracido obtuvo la de Química biológica de la Universidad de Madrid. Entre sus trabajos políticos y sociales merecen especial mención: el. informe que la Sociedad Económica publicó sobre las causas y medidas que pueden aconsejarse para evitar los males que trae al país la emigración; el informe que publicó el Senado, sobre la riqueza pacuaria de España; un folleto que publicó en 188;] y que se titula «El Ministerio de Instrucción pública y Bellas Artes ó indicaciones para la reforma de la enseñanza» y los profundísimos discursos pronunciados en el Congreso Agrícola que el último año Santo celebró la Económica en el local del Monte de Piedad. Entre los trabajos históricos son dignos de particular atención, los ya citados sobre la monarquía sueva, y numerosas monografías sobre varios episodios de la guerra de la independencia y sobre antecedentes curiosos de Santiago. jY finalmente sus composiciones literarias son innumerables. Los versos, artículos y discursos no tienen fin. Apenas hay periódico en Galicia que no se haya honrado con su firma; el Ateneo guarda en sus archivos los esIrictos de sus hermosos discursos,algunos de subidísimo mérito; el de apertura que leyó en esta ilustrada sociedad, en el que señalaba las novísimas tendencias de la literatura contemporánea, es de primer orden y tal voz lo mejor que se escribió sobre tan escabroso y complicado tema, y, por último, la colección de poesías que con el título de Mis ideales, publicó en la biblioteca de autores gal legos es una maestra gallardísima de su fresca y lozana inspiración. No descuidó el Si'. Rodríguez Seoane otro orden de relaciones de la vida que necesitaba su valioso concurso y por esta razón, asi como también, por las cariñosas indicaciones de los que reconocían sus méritos y querían aprovecharlos se vió forzado á aceptar la presidencia de varias sociedades, y hay que reconocer que en todas dejó el recuerdo inextinguible del que pasa haciendo bien. La Económica de Amigos del Pais de Santiago le eligió su Director en 1883 y le reeligió en 1886. Allí inició la fundación del Museo Arqueológico y de una buena parte de las escogidas enseñanzas que esparce el citado centro. El Ateneo León XI lí al fundarse le designó por unanimidad para la presidencia. Una nutrida comisión en la que figuraba el inolvidable Alfredo Braña,s fué á ofrecérsela á su casa y Dr Luis, con la modestia que siempre acompañó á la sabiduría re innciaba á tan elevado honor que solo hubo de aceptar en vista de los insistentes ruegos de los comisionados, que estaban plenamente convencidos de que solo él podía figurar al frente de una sociedad que pretendía ser "el portaestandarte de la cultura intelectual de Galicia. La vida que dió al Ateneo, fué incalculable; las veladas se sucedían, las sesiones estaban siempre animadísimas y entonces logró ese centro la respetabilidad que se le reconoce en toda la región. Hasta á una sociedad de recreo —presidencia siempre difícil— supo llevar el Sr. Rodríguez Seoane, algo de novedad, algo de enseñanza. Mientras él estuvo al frente del Casino de Caballeros, no se jugó allí ni un solo céntimo, y en cambio mezclando con feliz oportunidad lo útil con lo agradable se celebraron una serie de memorables veladas, que influyeron poderosamente en la cultura de las clases acomodadas de Santiago. .Todos estos méritos debían traducirse en honores y así fué, aunque solo en parte. El Sr. Rodríguez SçoanQ estaba con^j