U Wrt OElSASTi —Señar de... ^ —¡Ah!, ¡ijué eorpreaa! —^orpresa! —¿Por qué? —Porque acabo da levantarme y me euouetttra usted vestido, y un hombre vestido no necesita para nada á un sastre. —Oiárto; pero hace ya tres años que estaba usted desnudo. —¡Ya lo ore®! y esta es precisamente una cosa que hago todas las noches al acostarme. ¡Beanudo!... ¡Friolera!... Ese .-es el destina del hombre, nacer sin camisa... ¿Conoce usted alguno que haya venido ni siquiera en bata? —pero yo goy sastre. ¡Ferfec amsntel quiere decir que eocargado de la áeeencia publica; es una cuestién de policía urbaaa y nada tengo que ver con el Ayuníamieato. —Enhorabuena; pero yo le estoy vistiendo á usted haee tres años, y ya la ouenta es larga. —¡Vea usted qué exigencia tan singular!... Todos los días me visto yo á mí mis^o y jamás he tenido ninguna eonmigd. Además, si la cuenta es larga, eóFtela usted por donde quiera; eabalmente es usted sastre y las tijeras en la mano. —No nos entendemos; lo que digo ea que lo he hecho ropa por valor de... —No siga- usted adelante. Es un principio de derecho providencial, que el que la hace la paga... usted la ha hecho; pues bien, páguele usted y asunto o^aeluid®. á^e manera que usted quiere vestir de balde? —¡Lógico, señor maestro,légioo!...y sobre todo moral!... Ijs desnudez no está permitida desde el día que Adan y Eva, por razones que no son de este momento, descubrieron que se hallaban desnudos; entonces la parra más instruida que usted en las obras de misericordia, lea ofreció una hoja. Ahora bien; ¿quiere ser usted menos que una parra?, declárese alcornoque, y estamos del otro lado. —Señor mío, eso es andar por las ramas... Yo no soy más que un maestro de sastre acreditado que viene á pedir 8u cuenta. ¡A pedir su cuenta! ¡Santo Dios! ¡No mé queda más que ver! ¡Pedir la cuenta cuando es él e! que la trae! —Es It. mismo, yo la traigo para que usted la pague. -^¡ Ah! tiene usted !o que es desmoralización 0E estos tiempos; vestir al desnudo ha sido siempre una obra de misericordia. ¿Qué quiere usted? ¿Poner á precio la virtud? ¿Y á título de qué? ¿A título de que es usted sastre?... ¿Quién le ha concedido á usted el dercoho de especular con la decencia pñbíica? ¿Qué especie de usura es la que pretende usted imponer al pudor? En resumen ¿qué ea lo que usted quiere? —Quiero sencillamente que se haga usted cargo... —¡Oargo!... Señor mío, si yo he de hacerme cargo, ¿por qué se toma usted la molestia da traérmelo hecho? —La cuestión está reducida á que aflo-ié usted el boiaiüo. -¿Yo? —Pero¡hombr0 deDiosIyo no tengo más bolsillos que los que usted ma cose... Eso no tiene vuelta de hoja... Le parece á usted que alguno de ellos está deshecho? ¿Sí? Pues á usted ea á quien toca aflojar el boleillo. -Vamos, usted habla como un descosido, —Ha aquí por qué no puado con los sastres... Para ellos no hay más que dóser y cantar. Todo sa arregla con que usted se cosa la boca... •' ¡La boca de un sastre' i..^ m5,4-u,.do. ^uy bien, no es eae el punto. —«V qué tengo yo que ver con las costuras para que me suscite una Cuestión de punto? -Señor mío, no es aso, ai por el forro. —¡Eh!... Yaba vuelto usted la cuestión 4el revés. “••-Eso ea salirse por !a bocamanga. ¡Y qué!.i. ¿No ea usted mismo el que me facilita la salida?... ¡Sooaman- gaa!... ¡Buenas me las ha puesto usted en la última levita!... —Vamos á un acuerdo. —Jamás... Yo estoy en mi eála y no tengo necesidad de ir con usted á ninguna pa^. —Quiero decir, que todo puede afreglarae con un corte de cuentas. —¡Oh!... Eso es distinto... ¡Eorte de cuentas!... Si es tela que está de moda, me conviene: cabalmente necesito un gabán... Hágamelo usted de ese corte. —¡Esto pasa de castaño oscuro! no hay medio de entenderse con usted. Quiero decir que yo tomaré mis medidas. —Al instante, señor maestro; en la medida está el secreto del traje... Fíjese usted bien; manga ancha... faldones largos... mucha solapa... Eso es lo último. —Basta... No hablemos más... Ahora me voy, pero yo le probaré á usted... ’ —¡Qué duda tiene! nunca me he negado á que usted me pruebe la ropa... es una operación fastidiosa, pero indispensable... No dirá usted que no soy condescendiente. Me someto ála prueba. ’ Me consta que el sastre salió bufando, y que el parroquiano se quedó vistiéndose. José Solgas» «TOLETiii PriülllL» |^§E1 del día 13 oontiene: Oonvoeatoria y programa para las oposiciones de oñciales quintos de Te- •légrafag. Relacién de minas demarca ias, cuyos dueños deben hacer el depósito exigido por la ley. Reetiñeación de un error cometido en el anuncio de los aprovechatmentos forestales para el año 1909 á 1910. Solicitudes de pertenencias para las minas Ana, de Cartagena, y San Bdejon- to, de Abarán y Jumilla. Anuncio de arriendo de un local para instalar las oñoinas de correos en Ca- lasparra. Edictos de los juzgados de Gieza y San Juan. Loi íDTOÍOYILES (Por telégrafo) Chsuffer y dostop agonizantes Madrid 13 (12 n.) En la carretera de El Escorial á Ga- lapagar, ha volcado un automóvil que conducía al doctor Luis Recasen, BU esposa y varios amigos. Se dirigían á una tinca que el doctor posee en Galapagar. El coche quedó completamente destrozado. Si chauffer agoniza. | |El doctor se destrozó la columna vertebral y también eatá agonizante. Los demás viajeros también están heridos. Uit mucpto y nn hepido El domingo, un automóvil que bajaba á gran velocidad la cuesta de las Perdices, chocó contra un terraplén, destrozándose. Los viajeros fueron lanzados á gran distancia. El dueño resultó con el brazo roto en dos partes y una fuerte contusión en el vientre» Ésta la ocasionó la peritonitis, falleciendo. Otro viajero resultó coa heridas leves. ^ ^ 80L8A {rou masRAío) Madrid 13 (6‘801.) laíerioF , 89*10 Fia. S6‘1D M&lüld. 00*00 Amortízable. 102*05 Banco. . . , . , ... 459*00 EditorialdeEspaña, fundador. 000*90 * » » ordinarias. 000*00 Banco de Oartagena. . , . 000*00 tabacos 384*50 Francos ........ 9*35 Libras. 27*66 Exterior Parla ..... 00*00 La kpsta en la profineia En Moratalla Escriben de dicha villa: «Los informes dados por el señor Ghineata acerca de los últimos trabajos realizados en la pasada semana en el «Pajarejo» para la extinción de esta horrible plaga, son poco satiafaoto- rioB. Dice este señor, que sí bien se han extinguido los focos principales de la plaga, todavía existe bastante terreno infestado por la langosta y que desde este mes hasta últimos de Agosto, hade dominar este insecto, algunas más fanegas dé monte, por lo desarrollado que está ya; que es difi- eil se pueda conseguir de la Dirección general más gasolina y que no obstante este contratiempo, expondrá al señor Virgili lo apremiante de la cuestión para ver si en el próximo Octubre pudiera desaparecer radicalmente la plaga. Nos dijo además, que hoy procedía la tala de romeros para quitarles toda clase de abrigos en la ova de canutos, que las hembras hacen en el mes de Agosto á unos cuantos centímetros de la capa superficial del terreno, para que en la indicada fecha de Qctubre, prendiéndole fuego á esa leña, y con unas cuantas cajus más de gasolina quedara totalmsnie extinguida la langosta. Este procedimiento esperamos será puesto en práctica lo más breve posible, salvo otros que sus resuilados sean más rápidos'y efioaees>, sifnación > envié otras 20 cajas de gasolina, mediáQte autorización es*' pedal que pidió el Consejo ála Dirección, porque tal consignación no le ha sidb éoniedida pata eitinción ae plagas que tiene marcado en la Ley el procedimiento de recaudación de recursos á Instancia de las Juntas locales. Por la Oficina del Servicio/ Agronómico B9 ha hecho la aplicación de la gasolina y tratamiento de la plaga, que solo se ha suspendido cuando el estado del iasecto no ha permitido la continuación de las operaciones que tendrán lugar en época conveniente. Por consiguiente, la Jefatura de Fomento, el Ooasejo de Agricultura y la Oficina del Servicio Agronómico no solo se han preocupado de este asunto y han cumplido subí obiiga- oionea legales, si no que haia suplido hasta donde les ha sido posiMe, con la mayor diligencia y con recursos no asignados á fines de extinción de plagas, la acción de las Juntas locales que ahora se hallan en el comienzo de su constitución y funoio- namiento». CARTEEA DE MÜICIA I Jefatura provincial de Fomento 'emite la siguiente nota: La nos remite la siguiente: (Todo lo relativo á la extinción de las plagas del Campo se rije por la Ley de 21 de Mayo da 1998, Según ella, el Consejo provincial de Agricultura nombra Juntas locales de defensa en cada término municipal y estas Juntas tienen amplias facultades para recaudar por impuesto extraordinario hasta @10*50 por 100 de la riqueza líquida imponible. Habiendo tenido el Consejo provincial de ÁgriouUüra de Murcia noticia de la aparición de unas manchas de langosta en los campos de Moratalla y Cehegin, el jefe de Fomento dispuso inmediatamente, con arregio á lo dispuesto en el artículo 4.* de la Ley, que el ingeniero agrónomo de esta Sección girasá ia oportuna visita de inspección y comprobación. Por BU resultado ae ofició á la Dirección general de Agricultura por si podía acudir con su cooperación, siempre supletoria, al remedio déla plaga. La Dirección envió 12 cajas de gasolina y no siendo bastantes para , el tratamiento dé la plaga, el Consejo pagándolas de sü pequeña con- — A la empreaa da c Nos ruegan varios huertanos y alga ' nos exportadores de frutas que llamemos la atenaiéu á la empresa sobre el hecho que viene repitiéndose en los ñelatos, de pinchar los bultos de frutas, lo cual ocasiona parjuieios en las mer- oancías. Quieren los interesados que se les dé tránsito, para que no se les mota el pin- eho á los fardos, pues reciben quejas de llegar las meroanoías podridas á su des- tinoj y esto no debe ser. Conñamos en que el señor gerente estudiará el asunto eomo merece, y lo resolverá en armonía de unos y otros intereses. as De vepaneo as Man salido: Para San Javier, D. Angel Guirao; para Postout (Pirineos), D. Celso Redondo; para Santiago de la Ribera, don Rogelio Maareaa; para Cabezo de Torres, D. Joaquín Almarza. — GpatStsíd n= Los afligidos hijos de D.** Ana Ayuso Canales (q. e. p. d.), y las de-toonsoladae herrannus de la ñuada Josefa y doña Dolores, nos ruegan demos laa más expresivas gracias á cuantas personas les han eonuoiado por tan sensible pérdida. Al cumplir el encargo les reiteromos nuestro más sentido pésame. — A maárid Ha marchado á Madrid D. Diego González-Conde, marqués de Villamantilla de Perales. fIOS FIMOS DE ¡mi. MISA = A ias 8«!6Íodaiies ^ El gobernad ^r interino reolama de las sociedades oonstíuidns y de aquellos individuos que figuraban al tiempo de disolverse, copia simple de loa estatutos 7 otra del acta de oonatituoión. El objeto que se persigue es d de llegar á una exacta reotiñcaoiéa del registro que se lleva en |el Gobierno eiril, porque son muehas las sociedades que se disuelven sin participarlo y otras que hacen 1/ mismo al oonstítuirse. BB La ley del daseanao ~ El gobernador conmina con multa á los alcaldes que en el término de ocho días no remitan la relación dle multas impuestas por infracción de Ift ley del deseanso dominieal. sss Nlinaa « La sociedad de Industria y Comercio, de Bilbao, solicita una demasía para la mina «Josefina», de hierro, en loa Llanos do San Cinés (Cartagena). —Desde 1.® do Enero al 39 de Junio último, han sido abandonados y declarados fenecidos y sin curso cincuenta y dos expedientes de minas registradas en Fuente-Alamo, Loroa, Mazarrón, Garta- EN SUFRAGIO DEL ALRdA BEL EXCMO. SEÑOR D. PiSGDAL ABSLtíll SÍEHEZ Y DB SUS HERMAEOS DON JASÉ Y DIN PtODfl ABELLÁN SÁNCHEZ Serán aplicadas toda» las misas que se celebren en la iglesia de San Pedro Apóstol de esta ciudad, ©115 del corriente, cada media hora, desde las seis á las doce. La familia de los finadosy Suplica á las persenas piadosas que rueguea á Dios por el eterno descanso de los mismos y concurran á alguno de dichos religiosos aetos, favor por el que les anticipa laa más expresivas gracias. Murcia 14 de Julio de 1969. gena. Murcia, Alhsma, Gieza, Aguilas, Calasparra, Abarán y Ojós. IBS Hospital =c Ha sido curada en el Hospitál Carmen García Alaroón, da 56 años de qdad, vecina de la Plaza de ia Merced número 2, de una fuerte contusión de tin brazo, que le fué causada en La Raya, por un carro quo la atropelló. sa Pasesién = Ha tomado posesión da su eargo el nuevo Tesorero de Hacienda de esta provincia, don Angel López Alonso. s=r Peraanal da Haalanda « El oficial quinto de esta Tesorería de Hacienda don Antonio José Gabrera, ha sido ascendido á oficial cuarto y desti nado á la Intervención de Hacienda de. Málaga. = Be Tetégrafas = , El oficial mecánico de este Centro don José Espinosa, ha pasada en comisión dsl servicio á Almería para reparar los aparatos Hughes de dicha estación que tan necesarios son en ¿las actuales oir- eunstanoias para sostener buena oomu- nioaeióB con Melilla. = El jefe de ía aataeién = Sa ha posesiona do de su cargo el nuevo jefa de esta estación férrea, iníeli- genta empleado y persona de fino y amable trato. Le saludamos^ ¿Sufre usted dsl eetómafi;o?.¿No tiene apetito? ¿Digiere con dificultad? ¿Tiene usted gastritis, gastralgia, dnpepsia. áí- jíentería, úlcera del estómago, dilatación del estómago, naurastema gástnoa, anemia con dispepsia, una enfermedad de loB intestiaea? Tomo usted el Elixir Estomaeal de Saiz de Carlos y curará en poco tiempo. =*Mlsn«area= _ _ ' _ ^ Leemos en un periódico militítr: «Es casi seguro que la justa petioión de los sargentos últimameat® aprobados en el exámen de aptitud y que no han con - seguido ei ascenso por no naboríes ll» gado el número de vaoante^i. será aten dida por eí ministro cíe ia Guerra. En su oonseouenoia. se publicará una real orden dispensando de ia obliga eién do repetir el curso que les impone el re glameuto á los que se encuentran en este caso, quedando éstos aprobados para cubrir las vacantes que ocurran en la proporción reglameataric». ss esobaas eo Larca s La fuerza de vigilancia da Lcrea sigue incansable en la plausible labor de recoger armas prohibidas. No pasa día que no ofrezca el resultado de recoger algunos ouchillos ó fajas. = Jueces municlgales — Debiéndose proceder á la renovación de jueces municipales y suplentes en 1í» pueblos que á continuaeién se expresan, 5 follet :í de «el lilerál» (si) E. DE RICHEBOURG loa empleados no se fijaran, ¿no podía venderla un grito del llanto de la criatura? Por fortuna dormía profundamente en aquel momento. Pera Humberto temblaba como una azogada , ouando dijo al pasar per la puerta donde había un emeplado: —No llevo nada que declarar. El empleado, que estaba distraído, ae se fijó en ella. Pasó, pues, sin tropiezo. Y ouando se vió dentro de París, á unes pasos de la puerta, lanzó un suspiro de satisfaeeión y respiró. Ya no andaba apresuradamente, sino despacio. Bajaba la calle ds Mentrauil refiexioaando le que haría. ¿Iba á cometer la mala acción que le había aeomejade la Roja? Hasto el memento de salir de la casa de eara- po había estado decidida i hacer le que le habían pedido; pero á medida quo avanzaba, le iba faltando valer para hacerlo. Gnando llegó á las puertas de París, viéndose sola con la niña, libre de la influencia de la Reja, no quería haserse oómplise de una aedón eriminal. Saaoerdaba de la pebre madre postrada es oama, de su intenso dolor, de aquellos últimos beB< 8 dados á su hija y de las palabras de aquella desgraciada madre ouando había hablado da la medalla y de la boLa de plata de la suya. ¿Cómo iba á engaft r á aquella desgraciada, que había creído todo lo que le haoía dicho y había tenido confianza en ella? ¿Iba á abandonar á aquella oriaturita, á condenarla á una existencia miserable, cuando po - día conservarla á la ternura y al amor de su madre? No, no era posible que hiciese semejante infamia, y no lo haría. Pero había además otra razón más poderosa, y era la que más podría influir en ella para convencerla y la hiciese salir viotoriosa de aquella lucha que sostenía consigo misma. Y aquella razón era la herida que no se cica- trizaba nunca; el remordimiento que no se había extinguido jamás, de lo hecho por ella en su juventud. Quince años antes había tenido una niña con nn miserable, que la había abandonado cobardemente. A los quince días da haber nacido la había abandonado, precisamente del mismo modo que querían que ella abandonase á la hija de Marcelina. Una noche, á la una de la madrugada, llamó á una puerta de la calle Saint-Martin, y cuando el portero medio dormido abrió, había entrado ella en el portal y dejado la niña i la puerta de la portería. Ea seguida había vuelto á salir cerrando la puerta y huyendo per las calles desiertas, corriendo como una loca. Al día siguiento había leído en un periódico lo que sigue: «loa persona deseonooida ha dejado durante la noche pasada una niña quo no parece tener más que unos doce ó quince días, en el portal de la casa número 140 J® la calle Saint Martín. El porten), conmovido por el llanto de la criatura, la ha recogido y la ha llevado esta mañana á casa del comisario do políeía, el cual ha empezado á iuBtrüir diligencias para averiguar quienes son sus padres. Los pañales ea que estaba envuelta la oriatara no tenían marca. La niña ha sido entregada á la Inclusa.» Desde entonces no había vuelto á oir hablar de su hija; pero había pensado en ella con fre- onenoia, y la había costado muchas lágrimas su abandono criminal, ¡Qué de reproches se había dirigido! ¡Qué remordimiento tan grande le perseguía! Verdad es que había cometido aquella acción impulsada por la miseria; pero, ¿por qué le había faltado valor? He aquí lo que se decía, sin que por eso disminuyese su remordimiento. ¿Qué habría sido de su hija? Lo ignoraba. No lo sabría tal vez jamás; pero da seguro que si vivía, no era más que una desgraciada. No, no, de ningún modo quería volver á hacer lo que había hecho; ya que había abandonado á su hija ea un memento de desesperación, impulsada por la miseria y por el miedo al porvenir, ahora, á sangre fría, raeiocinaba. Ya que había abandonado su hija i la caridad pública, no quería condenar ú la misma existencia á la hija de Una extraña; n» quería aumentar les remordimientos que le desgarraban el corazón. Era cosa resuelta; pero, ¿qué iba á hacer con la criatura? En aquello era en lo que iba pensando. Httoía algunos años que había tenido por Oom- pañera en una oasa donde habla servido una muchacha que tenía unos diez años menos que eliaí y de la cual sa había hecho muy amiga. Era aquella una muchacha de un pueblecite del departamento del Sommo, llamado Oourbe, y había tenido que volverse á él por haberse quedado BU madre viada. Después se había casado y había convidado á Humberto á la boda, y Humberta había estado en Gourbe para asistir al casamiento de su amiga Clemeneia. ®e esto haoía ocho años; pero Humberta había sido muy bien recibida por su amiga y guardaba de ella excelentes recuerdos, por más que no había vuelto á verla después. Por espado de un año se escribieron lo menos una vez cada dos meses; pero después había cesado toda correspondencia. Bn les pueblos sa tiene generalmente mucha pereza para escribir, y ea París, donde tantas oeapaoiones tiene uno, no se tiene tiempo de pensar en los ausentes. Pero al pensar Humberta en lo que iba á hat eer con la niña se acordó de Clemencia. —Ya he encontrado lo que me hacia falta—sa dijo.—Clemencia es muy butaa persona, lo mismo que su marido; voy á llevan la niña á Oour- be, y Clemencia la criará, se alegrará mucho que me haya acordado de ella en esta ocasión y se encargará muy gustosa de la niña. No es rica ni mucho meaos; pero los doscientos francos del regalo de la madre y trescientos que pondré yo do mi bolsillo, allanarán cualquier dificultad que pneda haber y servirán para loo primeros meses. Para explicarla la procedencia de la niña ínveataró una historia que pensaré per el oami ae. Bi padiese aváiar á Clemenoia y su maride, sa hace público para que los que aspiren á dichos sargos puedan presentar antes del 15 de Agesto próximo, sus instancias con los comprobantes de las cendí- oiones y méritos en la secretaria de gobierno, de la Audiencia tei'iitorial do Albacete. Pueblos:—Calasparra, Caravana, Cartagena) Abaailia, Abarán, Blanca, Cie- za, Fortuna, Aguilas, Albudeite, Alguazas, Arohena, Bullas, pampos, Ceutí, Alcantarilla, Beniel, Aledo, Alharaa, Li- brilla, La Unión y Jumilla. =s= De Obres públioas = La Dirección general ha dictado una real orden dejando sin efecto ia pres- oripción primera de otra del ¡,año 1907 relativa al cruce ó nivel existente entre la línea de Albacete á Cartagena, kilómetro 521.191„’y el tranvía de Cartagena á los Molinos. La guardia civil de Fortuna, denuncia á Francisco Navarro, por infracción del reglamento de carreteras. = Boda = El viernes, festividad de Nuestra Se ñora del Carmen, contraerá los indisolubles lazos matrimoniales en su orato- ríe particular ia bella y distinguida ho- ñorita María del Gármen Martínez Gar cía con el joven don Antonio Mercader. Bendecirá la unión f.l párroco d.jí. Cármsa don José Pérez Carríóa, rií'ii'.lo padrinos el padre del novio y la madre de la novia. , Por adelantado enviamos á los nuevos esposos nuestra felicitación. = Ciaemstóg>*£tfo = El cinematógrafo que hay en el jardíB de Floridablanca, sa ve todas las noche» concurridísimo, saliendo el público gratamente impresionado de las películas y de los demás alicientes que ofrece. Las únieas aguas de todo el valle de Viahy, que los médicos del mundo entero reooBOoen no se descomponen *ri- batelladaa, son las de las fuentes ff¡a» (22®) de Saint- Lauis, que curan de verdad el Estómago, Hígado, Intestinos y Diabetes Ha autorizado el gobernador para el róximo domingo, una corrida de novi- ios-toros en Cartagena, que serán estoqueados por los diestros Maohaquito de Sevilla y Cortijano. Esta Audiencia provincial, ha ordenado el ingreso’en el Manicomio de Cándido Carda Ortin, vecino da la Ñora y natural de Guadalupe, procesado en eáusa por homicidio. f jHa sido nombrado escribiente interino de la Contaduría de fondos proviu- oiales don José Garles Pelluz, con 875 pesetas de suelda anual. sociBDii) mmMkh BE mm BSPOZ Y SaiHIA, t PRAL. ñAAI>I?Xb lo haría, pero oa imposible; es preciso que tome el tren esta misma noohe; además no importa qae no In avise, estoy seggra qua me recibirá con los banzos abiertos. Por el momento ya está la cosa decidida, ¿pero eomo voy á arreglármelas para que todo el mundo quede oonteatoV Varaos dcueiítsz: Pas ’ un día nada más en Oour- be; vuelvo á Paría y me horpedo ea cualquier hotol; doy laa señas de mi huevo domidiio á la portera de Charenue y esporo ti^anquiiamento la visita de la soñera Savoureaux, si @s que viene S verme. Eso no me impedirá, m entras tonto, ir buscando una casita y ver los muebles que he de comprar cuando llegue el momento. Si viene la señora Savoureaux 6 ia Soja á preguntarme lo que he hecho de la pequeña, contestaré tranquilamente: —He hecho lo qne me se ha mandado. Y si luego quieren detalles, no tendré más que contar la página lúgubre d@ mi propia historia. Si no quedan satisfechas con eso, ser^ porque sean muy dessontentadizas. Paro, quiá, tomarán por moneda oorriente lo que ma se antoje decirles: ¡Con cuánto placer engañaré á esas dos bribones! Verdad es que yo no valgo mucho; poro no soy tan infame eome otras mujeres. Le que voy á hacer con esta pebre ineoente me reconcilia nn poco eoamige misma, y si lo supiera mi hija, tal voz se sintiese dispuesta á perdonarme el qua la haya abandonado. Gallóse para reflexionar de nuevo, y preaiguiS hablando eonsigo misma; —Ya sé le que tengo que hacer con ia Savou- reauv y la Roja; pero queda la madre de la niña, que es en quien más debo pensar. Sé qne .su tí9 le dirá fríamente: (evntlHúa 9H «Harta iHaBa r