EL BIEN PUBLICO en el ayuntamiento dos oficiales para estender las boletas de alojamiento. El cabecilla con sus ayudantes y 40 hombres se alojaron en la casa del general don Romualdo Crespo, y el estado mayor con otros 40 hombres en la casa inmediata de doña Ricarda Acero. Después llamó el jefe al alcalde y le obligó á que publicara un bando para que en el término de dos horaa entregasen los vecinos al titulado coronel Arizas, todos los caballos, monturas, bridas, estribos y armas blancas y de fuego, bajo pena de la vida, y le exigió 5000 raciones de pan para las seis de la mañana siguiente. Durante la noche mandó el jefe publicar otros bandos exigiendo dos trimestres de contribución, bajo la pena de 50 por 100 á los morosos, é imponiendo cuatro raciones de pan ó cada vecino, que no pudieron reunir muchos de ellos y les obligaron á pagar su importe en dinero. Por último, el viérnes á las siete de la tardé se marcharon para Iniceta, llevándose 3000 duros entre raciones y dinero, las armas que liabia en el pueblo, las caballerías y las monturas. Además de la carta de La Union (inmediación de Cartagena) que hemos publicado, tenemos en nuestro poder otras dos de distinto corresponsal, que la abundancia de materiales no nos permite reproducir íntegras. En ellas nos dice que al aproximarse la escuadra del contra-almirante Lobo, el castillo de Galeras le disparó dos cañonazos, izándose ¡bandera negra en todos los fuertes. Acto continuo se reunió la junta soberana, y, según se decía por personas llegadas de Cartagena, acordaron resistirse y no entregad la plaza sino hecha escombros. El 10 por la noche salieron comisiones de los insurrectos á los barrios estramurus y fueron prendiendo. indistintamente á- todos los hombres que habia en las casas y los condujeron á la fragata «Méndez Nuñez,» con objeto de reunir gente suficiente para salir á batir la escuadra del gobierno. El espíritu, así de las tripulaciones de los buques leales como de las tropas sitiadoras, era inmejorable, á pesar de las penalidades que sufren. En la Palma está el juzgado actuando sin descanso en los procesos. Se nos hacen grandes elogios del inspector de órden público, don Antonio Vivanco. que está prestando cscelentes seryicius. Según la descripción que nuestro corresponsal nos hace del combate naval, U escuadra del gobierno esperaba á los buques insurrectos formando un semicírculo, estando á la derecha la «Vitoria,» á la izquierda la «Carinen» ven el centro la «Almansa» ) «Navas.» En el momento en que la de los insurrectos estuvo á tiro, entró la «Numancia» haciendo un nutrido fuego y detrás las «Tetuan» y «Méndez.» Acto continuo fué contestado por la escuadra del coulra-aimirante señor Lobo y en particular por la «Cármen,» que era la que mas fuego hacia y la que iñas llamaba la atención de cuantos presenciaban el combate (incluso nuestro corresponsal) desde el cabezo denominado Santo Espíritu. El objeto de la «Nutnancia» era, al parecer, avanzar háeia la izquierda, donde se encontraba la «Carmen» con el propósito de aprehenderla por ser de madera; pero los inteligentes marinos que la tripulan conocieron el objeto y hacian sin cesar un milridísimo fuego. El resultado ya es conocido de nuestros lectores. lina correspondencia de Roe he da interesantes pormenores que pueden servir de complemento á los que liemos publicado acerca del combate naval en las aguas de Cartagena. Hó aquí algunos de sus pái-raíos mas notables: «En la enseñada misma que á nuestros pies se estendia, se encontraban las dos escuadras españolas y enemigas que enarbolaban pabellones iguales. — Las insurrectas traian izadas banderas en todos los palos; las otras solo ostentaban e¡ pabellón de popa, y la «Vitoria» la insignia del almirante. La «Numancia,» montada por Contreras, recargada de gente, habia sido la primera, según nos dijeron, en romper el fuego, y á la sazón huia de vuelta hacia Cartagena, seguida de la «Vitoria,» que le hacia incesante fuego con los cañones de proa. A la derecha de la «Numancia» huia también cuanto podia el «Fernando el Calólieo. pues ya habian arriado sus banderas de gala; y la «Vitoria,» dejando á la fragata, viró hacia tierra, y al dar el costado al vapor, le largó una serie de balas que cayeron á su alrededor y le pasaron por la arboladura, ^ dudo si una de èllas le tocó en el casco. En esto la «Méndez Nuñez» avanzaba á todo vapor y acercándose á la cpsta cuanto podia, la «Vitoria» puso la proa á ella, y la habria cortado si hubiera querido. Hubo un momento solemne: la «Vitoria.» que al parecer no queria cerrar el paso á su enemiga, se le acercaba dándole el costado de babor y con su gente preparada á recibir el abordage si la otra se venia á él; pero la «Méndez Nuñez o solo queria huir, y entonces la «Vitoria,» al tenerla cerca le soltó la andanada y á la vez soltó sobre ella fuego de fusil y aun dé granadas de mano. La «Méndez» le respondió flojamente y siguió su fuga seguida de los proyectiles de la «Vitoria» y de una de las fragatas de madera, que creo era las «Navas de Tolosa. » Quedaba atrás la «Tetuan» cañoneándose de lejos con la «Carmen» y la «Almansa.» La «Vitoria.» ahuyentada la segunda fragata enemiga, volvió soIré la tercera, que se vió cercada contra la costa por las dos de madera que le enviaban sin cesar sus balas por el Sur y por Levante, mientras la capitana le cerraba el paso al puerto por Poniente. Allí unos le creímos prisionera, otros esperaban que el contrabandista tíolan de Torrevieja que la mandaba, y que tiene fama de valiente marino, se lanzara sobre la «Vitoria:» esta parecía dispuesta á recibirle, tanto que oíamos desde una roca, entre el estrépito de los cañones, pl agudo sonido de las trompetas de á bordo, y veíamos en las cofas á los marineros preparados al terrible trance. Pero la «Tetuan» no se atrevió por lo visto, y por lo visto también el almirante Lobo solo se proponía rechazar al enemigo y hacerle ver su impotencia: y así fué que dejó pasar á la fragata lanzándola al paso la andanada de estribor con su correspondiente fuego de fusilería, y la persiguió después, como á las otras, á cañonazos. Como la «Tetuan» tardaba, la «Numancia,» que se habia ocultado tras del islote de Escombreras, volvió á salir á la mar; pero así que la vió venir giró en redondo hacia el puesto; y las tres, arriadas las banderas que hablan sacado en los palos, se metieron en Cirtagena al mismo tiempo que el vapor «Fernando.» El combate ha durado desde cosa de las diez hasta cerca de las dos de la tarde, y debe haber convencido á los insurrectos de que basta un buen almirante con un buen barco para vencer á la que ellos llaman, y seria en otras manos, poderosa escuadra.» Barcelona 14 de octubre. Personas llegadas de ta montaña confirman la entrada en Francia de varios gefes carlistas. Parece que reunidos en Borredà formaron dos grupos. El j primero, en que iban do-i Juan de Borbon, su hijo j don Alfonso, la esposa de este doña Blanca, uno de 1 jos hijos del marqués de la Romana ayudante de don Alfonso, escoltados por algunos zuavos se dirigieron, á Francia por el Cull dels Lladres, dejando Puigcerdà á su izquierda. El ¡segundo grupo lo compon:an los ex- jefes y oficiales del ejército de la reina Isabel Puma, Freixa, Casanova y Adelantado, que, escoltados por algunos mozos de la escuadra de los formados por los carlistas, tomaron la dirección de Castellar de Nuch y entraron en Francia por cerca de Camprodon. Acerca de lo ocurrido en la línea del litoral dice la «Imprenta» lo que sigue: «A las seis y media del dia 11 entraron en Calelia 600 carlistas y 60 caballos á las órdenes de Manuel Puigvert (a) Socas, quinto Jesertor, hijo de dicha población, alojándose ellos mismos en tos dos estreñios de la población, pues no podian hacerlo en el centro por hallarse allí la iglesia ocupada por una pequeña fuerza. A las nueve se dispararon unos cuantos tiros y se tocó á somaten, reproduciéndose los disparos hasta las diez en que quedó todo tranquilo. A las tres y media de la madrugada se repitieron los li:os y toque de rebato. Marcháronse luego incendiando antes la estación que lia quedado en ruinas. Los objetos que había en la sala del despacho de billetes, donde estaba el aparato telegráfico, han quedado reducidos á cenizas. En los otros departamentos del edificio el fuego ha causado mas ó menos perjuicios. » La «Independencia» publica una correspondencia de Calella de la cual tomamos las siguientes noticias: A las nueve calmóse un poco el fuego y á las diez volvió á ser general por haber entrado por la parte de San Pol una fuerza que los carlistas no. esperaban, porque toda la vigilancia la tenian por la parte de Pineda, á donde sabian se habia dirigido el batallón móvil salido de Calella. En las primeras casas tenian ios carlistas una guardia de 14 hom ¬ bres, quienes, estando desprevenidos, fueron atacados por la citada fuerza, trabándose un combate cuerpo á cm rpo hasla que los carlistas huyeron dejando un muerto y dos heridos, cuatro carabinas, boinas, munieimies y otros efectos, después de lo cual dirigióse la fuerza republicana á la iglesia pasando pnr el centro de la población, viéndose huir á 500 carlistas que sin duda creyeron que alguna columna se les echaba encima. A las nueve regresaba á Calella la fuerza de móviles. Dice el autor de la carta que el daño que los carlistas han causado consiste en quemar las estaciones de Malgrat, Calella y Pineda, pero solamente las puertas y ventanas, y que la línea está íntegra y solamente los hilos telegráficos de cuatro palos están rotos. El mismo periódico añade que según le han manifestado, el vigia de Arenys de Mar tocó ayer á somaten por haber divisado algunos grupos carlistas que se acercaban á dicha villa. A esta señal los paisanos se pusieron sobre las armas. Al cabo de algunas horas desaparecieron los carlistas, dice, sin probar fortuna, ni quemar un solo cartucho. Asegurábase ayer en C istellon q-ie la tropa tenia cercado el pueblo de Torreblanca y se esperaba que .^e cogerían mas piisieneros. PARTES TELEGRÁFICOS PARTICULARES. Madrid 14 de octubre. (Oficial). — La facción de Santes se halla en los confines de las provincias de Ciudad-Real, Cuenca y Albacete con 2,000 hombres. Las fragatas insurrectas salieron ayer al medio dia de Cartagena. Nuestra escuadra se hizo á la mar