PÁGINA QUINTA 5 LA COEKESPONDEiNCIA DE ESPAÑA «gg PÁGINA QUINTA EN LOS MINISTERIOS Correos y Telé grajos. Relación de los opositores de Correos aprobados en el examen previo: 404, Enrique Calvo Hernández; 416, n francisco Camargo González ; 480, D. Ra}aél Carretero Raigan ; 496, D. Joaquín CaMarroco, y 516, D. Emilio Catalá Serena. £ Han sido trasladados: Q plácido Maistcrra Laurent, jefe de neociado de tercera, de Falencia á Valencia; f) Ramón Jiménez Zurbano, olicial cuarto, ie Pamplina á Barcelona ; D. Juan Miranda Fuillérat, ídem id., de Jerez á Cádiz; D. Féí Caballero Pajares, Idem quinto, de Barcelona á Falencia; D. Claro M. Fernández de San Pedro Jáuregui Hernández, ídem id., de Irún á Málaga ; D. Mariano Hernando Minpote, ídem id. de Cádiz á Fort-Bou ; D. Mar¿lino Arricca Gómez, opositor 234, á Jerez de la Frontera; D. Antonio José García Alvarez, ídem 335) ^ Pamplona ; E>. Alfredo Buch Caries, idern 236, a Irúri; D. Jesús Morencos Villalobos, ídem 237, á la Central. Habiéndose adherido el Imperio de Etiopía ,$1 aCucrdó internacional relativo al cambio de Valores declarados, puede admitirse en España cartas con valores declarados con destino ió aquel Pai's- El límite de declaración se ha fijado en francos 10.000 y el derecho de seguro aplicable en (España será de 30 céntimos por cada 300 ¡Jrancos ó fracción de 300 francos declarados. 3MSTRÜCCIÓN PÜBLICft Escuela Superior del Magisterio. Terminados en este centro de enseñanza los «ximenes de ingreso, han sido aprobados, 'yor orden de puntuación, los alumnos siguien- ¿its: .. • i Letras. — Doña Carmen Moreno, doña Margarita Cutanda, '-loñá Josefa Rovira, doña Emilia Merino, doña Carmen G. Arroyo, doña Guadalupe Pineda y doña Ana Biader. D. Eiiseo Gómez, D. Germán Bierges, don Tícente Campo, D. Juan F. Rodríguez, don Eustasio García, D. Miguel Sánchez, D. Vi«cente Por Luía y D. Miguel' Bargalló. Ciencias.— Doña Margarita Comas, doña Felisa Duch, doña Josefa Triviño, doña Carmen Cuesta y doña Emma Martínez. D. ¡Míauel Xiberta, D. Gabriel Viñas, don Modesto Bargalló, D. Felipe Sáiz, D. Francisco Ruvira, D. Vicente García, D. Fernan,do Hernando, D. Calixto Tinoco, D. Juan Micülau, D. Juan Ribera y D. Pablo Martínez. : Laoores, — Doña Adela Medrano, doña Lucía Zamora, doña Adelaida T. Sáenz, doña Primitiva Cobos, doña María Fernández, dooa Guillermina de Pablo y doña Filar Serrano. 1.— Natmdad Peña, un año, plaza de Santo Dommgo, 8.— Clotilda Ruiz, 2 años. Silva, 21.— José Megía, q meses, Cabanillas, 46.— Mariano Felipe, 31 años. Ventosa, 23.— Gabriel Alvarez, 82 años. Almagro, 3.— Luis Heras, 56 años, Hospital Provincial. — Juliana Molina, 55 años, Idem.— Emilia Cortés, 17 años, ídem. CAMARA OFICIAL DE COMERCIO Sun heniiosa^ y elegantísimas las rarí'-tfos do alfombras y esteras, de gran ftwcukodo, y iri6',eunis cjuc han puesto á la "0";a pstt año los Grandes Almacenes de Esparteros, 3, y Carmen, 20 al 24, conocidos por h ^nag¡j!fica colección de tapices de m¿o, fiV^hos á mano y á la medida. — - - -t ■T.V-ÍC T/ ■ DEFUNCIONES 'Han fallecido en Madrid: ¡ Doña Lázara Ferranz, 77 años, JDuque de Alba, ¿8. — Eii«.tar.uia Mendía, 73 años, FacW> l¿- — Dolores Vaquero, 19 años. General ^cardes, 9. — Anastasia Nogales, 74 años, ^ravo Murillo, 5.— Francisca Ramos, 56 «Jns, San Dimas. s.—Eduardo Estrems, 38 "ños, M. Vargas, 6.— Simona García, 32 «ws, Santa María, 6.— Josefa Barrenero, 37 anos, Dno-je de Alba, 2.— Manuel Nieva, 65 S'~~F'cuteri(> Estrella, 65 años, Ayala, 57. ^-Manuel Díaz, 72 años. Escorial, 18.— Victoriano Muertas, 53 años, Santa Juliana, 5. -jrmen Enriqueta, 3 meses, Peñuelas, 16.— peta .Fernández, o días, Cava Baja, 45.— ,'anuela lo:]os;aS) 3 años> Aguila, 41.— Ma- mo na-->11 días' Carrera de San Jerónipiéc 34,~~Francisco Ibáñez, un año, Lavac s, 27.-_María Justida, un año, Algeciras, pftI. . (83) l^go^áe «La Correspofldencia de España» ENRIQUE DEMESSE NOVELA DRAMATICA PROHIBIDA LA REPRODU viva 1 ámPag0 ilumina el sitio con una cree v*Z\ y baj*0 esta claridad Francisco rribu ^ evantarse ante gigantesco, teAl» ásu víctima el coman ^ -i te Duroc. ción f¡?1SI^? tiernpo resuena ..na detona^ formidable. c^n TT^J0 ^a Ca^do esta vez á menos de p¿net.ros del dolmen de Kerveless. v hnvp H00 se levanta precipitadamente e después de haber lanzado un gri!to de fiera herida. Vuelta al albergue. ^■d^i06 y^edia acaban de dar en el Melié a* Í0 Wo*0?** bM0 la Ampara, escuchancierne i S rU1.clos- tüdfvU¿tla POrqiie Francisco no ha Heimión de CS-ramios De acuerdo con lo anunciado anteriormente, la Cámara Oficial de Comercio de la provincia pone en conocimiento de sus electores contribuyentes que el miércoles 9 continuará el nombramiento de síndicos y clasificadores de gremios para el año próximo en los locales cedidos al efecto por el Círculo de la Unión Mercantil, como á continuación se expresa: A las nueve y media de la mañana, contratistas de obras particulares; á las diez, especuladores en aceite; á las diez y media, especuladores en aves y huevos; á las once, tratantes en carnes, y á las once y media, editores de obras de todas clases. Conciertos de la Banda municipal. La Banda municipal comenzará á dar conciertos á las cuatro de la tarde, todos los jueves, en ©1 kiosco del Retiro, no comenzando pasado mafiana, como se tenia acordado, por tener que dar un concierto en el Senado en honor de los delegados americanos que han asistido al centenario de las Cortes de Cádiz. El alcalde de viaje. El alcalde, Sr. Ruiz Jiménez, saldrá mañana miércoles para Sagunto con objeto de presentar á su madre su esposa. Durante su ausencia, que será breve, quedará encargado de la Alcaldía presidencia el primer teniente de alcalde, Sr. García Molinas. Decomiso de pan. El teniente de alcalde de la Inclusa, señor González Rojas,, ha decomisado gran cantidad de pan falto de peso, que ha repartido entre los pobres. Reunión de Comisiones. Hoy se han reunido las Comisiones de Beneficencia, Obras, Hacienda y Mejoramiento de la enseñanza, depachando gran número de asuntos de trámite. Intranquilidad constante Cualquier comerciante que reflexione por un momento acerca de lo peligrosa que resulta para sus intereses el cajón abierto, procurará desecharlo cuanto antes, por la intranquilidad que le reporta. El cajón abierto no permite ninguna información, y, por lo tanto, no protege. De aquí el que cada día veamos mayor número de comercios administrados por la Registradora «National»; ahorra tiempo, dinero y disgustos. Informes gratis: Preciados, 11. ¿ Dónde está ? ¿ Qué puede hacer fuera á semejante hora ? ¿ Dónde se ha guarecido durante la tormenta ? ¿ Habrá sido herido por el rayo ? ¿ Cuando ha salido no ha dicho que deseaba que cayese uno sobre su cabeza ? Todo está tranquilo y en reposo en la casa maldita. Los criados se han recogido. Lucette hace una hora que se ha quedado dormida, cuando la tempestad ha cedido ; pero por precaución ha dejado la puerta entornada por si llama. Ahora la noche está clara y las estrellas brillan en un cielo puro. El aire es fuerte y casi frío. Ningún ruido, sino de cuando en cuando la caída de una gota de agua ó el rozar de alas de un pájaro nocturno, retenido en su nido mucho tiempo por la tempestad, volando ahora á caza de mariposas ; ó el crujir de la cadena del perro atado en el fondo del patio. Hace muy poco rato, un coche, trayendo algún vecino de Locmariaquer, viniendo de Auray ó de Croch, ha pasado bajo la ventana y Melié se ha estremecido oyendo el ruido de los cascabeles y la luz de la linterna del carruaje. A cada momento tiembla de oirlo otra vez, porque la maldición ha caído en su casa. De pronto se levanta. Ella ha oído andar fuera y al dar las doce, Francisco, que se ha deslizado en la sala por la puerta entreabierta, aparece. SOBRE VIDA 11VERS1TAR1A PARA TERMINAR Un poco tardíamente, por razones que no son del caso, llega á mí un nuevo artículo de D. Juan Moneva y Puyol sobre escuelas de comercio. Empiezo á leer y los primeros renglones traen á mi memoria la imagen de aquella brava mujer que, cuando iba ya rio abajo, .arrastrada por la corriente y cubierta por las aguas, aun sacaba las manos sobre la superficie, chascando las añas de sus pulgares para injuriar á su marido. Las razones, los hechos expuestos por mi compañero el Sr. Cideira y por mí en defensa legítima de los titulares mercantiles, no convencen al Sr. Moneva. «Lo dicho, dicho», escribe, y paro demostrarlo repite las mismas vacías afirmaciones, que él llama argumentos, las mismas, inexactitudes, que reputa hechos demostrados; demanda las mismas pruebas infantiles, con aseveraciones absurdas que imagina incontrovertibles, y, sobre todo, nos atemoriza con el mismo asombroso cuestionario, inexpugnable baluarte de su argumentación. Y para que nada de lo dicho pudiera quedar en el tintero, aquel dictado de pseudomercantiles, ¡ oh portento del ingenio humano!, que un principio lanzó sobre nosotros con unas modestas cursivas, crece y se ensancha al aparecer nuevamente en unas versales de buen tamaño. La próxima vez habrá que echa/ mano de los tipos carteleros. Dada esta actitud de niño enrabietado, que á las razones replica aumentando el tamaño de las letras con que nos moteja, ¿es posible, ni siquiera útil, discutir? Si cuando se le asegura algún hecho fácilmente comprobado contesta «No lo oreo, vengan nombres», ¿que otro remedio nos queda sino encogernos de hombros indiferentemente ante la imposibilidad de convencer al que no quiere ó no puede convencerse? ¡Qué demonio! Yo también soy de mi tierra, y aunque me aspen, por creerlo de un gusto deplorable, no sacaré á relucir, á modo de banderín de enganche, nombres de compañeros conspicuos, que no necesitan ya consagración y, mucho menos, que el Sr. Moneva los deje pasar por la criba de sus apasionados juicios, ni que yo los pregone como catedráticos ilustres. Lanzar á los cuatro vientos los méritos propios es quizá despreciar su valor ante los extraños. El Sr. Moneva no se allana, según él dice, á reconocer los méritos de nuestro Profesorado si no se le dan las hojas de servicios de cada uno de sus individuos, supongo yo que para refrendarla?. ¡ Qué le vamos á hacer! Yo, el más humilde de todos, no me allano tampoco á reconocer autoridad alguna al señor Moneva para que pretenda juzgarnos. Estamos en paz. No hubiera tomado otra vez la pluma, por no discutir medio en broma (culpa del que planteó la cuestión) un asunto que, por sus relaciones y adherencias, es sobradamente serio. Pero el Sr. Moneva me tacha de descortés, y necesito decir cuatro palabras para terminar, por mi parte al menos, esta discusión, muy parecida á la disputa. ¡ Descortesía! ¡ Ah! Pero, ¿es descortesía repeler una agresión inesperada é injusta, sin que haya habido provocación ni ofensa por parte del ofendido? Me parece muy bien lo que el Sr, Moneva propone: «Júzguese de nuestra respectiva procedencia por nuestra respectiva cortesía». ¿Es cortesía quizá, para el ministro que firmó un decreto, hablar á propósito de sus disposiciones de gatuperios y amaños, negándole claramente la paternidad de lo que lleva su nombre? Dar á la publicidad palabras que, atribuidas á un alto personaje, fueron pronunciadas (lo creo porque usted lo dice) en la confianza de una entrevista amistosa, palabras que yo no me atrevo á copiar por no caer en el mismo pecado de indiscreción que el Sr. Moneva, ¿es cortés, ni prudente siquiera? ¿Es cortesía tratar á los consejeros de Instrucción Pública en la forma despectiva que el Sr. Moneva emplea? Decir que ha conocido ministros y subsecretarios que ni siquiera son bachilleres, así, sin venir á cuento, no me parece un acto de la más refinada cortesía para aquéllos ni para ninguno, así da algunos pasos y se desploma en una silla, donde queda postrado. Melié, asustada, se pone en seguida ante él. Está cubierto de barro. Sus vestidos están pegados al cuerpo y su sombrero ha perdido la forma. Cierra los ojos porque la luz de la lámpara le ofende al salir de las tinieblas. Su semblante está violáceo por el frío. Tirita y cruje los dientes ; su bigote, de pelo duro, está erizado, y su cabello está pegado á las sienes y á la frente. Melié suspira. — I Oh ! ¿ Qué es lo que ha hecho ? ¿ Qué va á suceder ? Sin decir palabra enciende la chimenea, que es lo más urgente. Después sube al otro piso. Y vuelve bien pronto trayendo ropa blanca y vestidos. — Pronto, quítate esa ropa. ¡No estarías más mojado si hubieras caído al mar! Bastante para atrapar la muerte. Será suerte si no coges una enfermedad. Francisco no replica y permanece como alelado. Maquinalmente cambia de ropa mientras que Melié pone á la lumbre una cacerola en la que ha echado una botella de vino y varios terrones de azúcar. Vierte el vino casi hirviendo en una taza, que ofrece á Francisco, el cual la bebe á sorbos. — Gracias. Es la primera palabra que articula desde que llegó. Después vuelve á su postración. Hoy ha celebrado este Centro la primera de las quince sesiones que han de efectuarse en el presente período. Abrese la sesión bajo la presidencia del vicepresidente de la Corporación, conde de Limpias. . El secretario de la mesa, Sr. Borrego, lee el acta de la anterior y queda aprobada. Seguidamente el conde de Limpias pronuncia elocuente y sentido discurso á la memoria del que fué vicepresidente de la Comisión provincial, D. José Garvia, proponiendo que se hiciese constar en acta el sentimiento que embargaba á la Corporación por la pérdida del distinguido compañero; que se celebren funerales por su alma en el Hospicio de Madrid costeados por la Corporación, que se dé el pésame á la familia del finado, y por último, que tan luego que se despachase un asunto urgente puesto á la orden del día, se levantase la sesión en señal de duelo. Los Sres. Sauquillo, Pérez Magnín y Fernández Morales, dedican cariñosas frases á la memoria del Sr. Garvia. JEl Sr. Largo Caballero se asocia al sentimiento expres'ado por la muerte del compañero, pero se opone á que se celebren funerales y que la sesión se levantase. Se aprueba un dictamen de la Comisión de Beneficencia, referente á que se conceda al presidente de la Diputación autorización para otorgar, á favor de los albaceas de don Angel Arrieta y Villa, poder bastante para solicitar la devolución de cantidades satisfechas por impuesto de derechos reales, con motivo de liquidaciones giradas en la oficina de Estepa, sobre las testamentarlas de doña Clara Vacas de Guzmán y su esposo D. Angel Arrieta y Villa, y para percibir el importe de las mismas. Acto seguido se levanta la sesión en señal de duelo. EL RHUM es el mejor digestivo. LA HE6RITA LIGA tmm COM I LA TÜBERCÜIMS Sesiones científicas. El jueves, á las seis de la tarde, se celebrará en la Facultad de Medicina la sesión inaugural, presidida por el Sr. Gimeno, los inspectores generales de Sanidad, los presidentes de los Cuerpos médicos y ¿1 decano de la Facultad de Medicina. En esta sesión primera se discutirán importantes comunicaciones de los doctores Gutiérrez, Recasens y Cospedal sobre cuestiones de ginecología rellacionadas con la tuberculosis. Los doctores Becerro de Bengoa, Botella y Jiménez Encina, del Dispensario María Cristina, presentarán trabajos de las especialidades que cultivan ; el doctor González (D. Jenaro) disertará sobre tuberculosis ocuilar, y el doctor Mateo Milano exhibirá una colección ds más de 300 radiografías de afeccionts tuberculosas. AI todo de ocasión-Fnencarral, 45 Lo más nuevo y barato en relojería, joyería y platería. sean doctores rn todas las Facultades habidas y por haber. En fin, -[es cortesía decir que son afrentas, injurias a la Universidad, instrumentos de tortura y otras lindezas por el estilo los Centros de Estudios Superiores, las Juntas é Institutos dependientes del ministerio de Instrucción Pública, que el señor Moneva nombra uno por uno, para que no puedan suscitarse celos por la omisión? Pienso, como el Sr. Wtoaeva — éu algo habíamos de coincidir — , que monseñor público juzgue de nuestra respectiva procedencia por nuestra respectiva cortesía... V claro esta que al hablar do nuestra procedencia nos referimos el Sr. Moneva y yo á la procedencia científica, á la pedagógica. A otras procedencias no pueden aludir jamás las personas bien nacidas. EDUARDO VILLEGAS. LOS TEATROS DEBUTS MAX LINDER Y LA NAPIERKOWSKA Gran Teatro. — No necesito describiros á Max Linder, porque le habéis visto en cientos de películas cinematográficas. También huelga hablaros de su vida, que mi compañfro Bonnat ha relcrido hace pocos días en este mismo periódico donosa y pintorescamente. Tanto Max Linder en el Gran Teatro, como antes Andrés Deed ÍToribio) en Prico, han obtenido excelente éxito. Las comparaciones, si no odiosas, son enojosas cuando menos. No es, pues, ocasión de ocuparnos eq el trabajo de Andrés Deed, sino en el de Max Linder, y debe decirse que uno y otro merecen ser conocidos, siquiera á titulo de curiosidad. El actor Sr. Vera, que siempre tuvo una dulce tendencia al apayasamiento, no ha querido desperdiciar esta ocasión de alternar con Max Linder en saltos, contorsiones y vertiginosidades. El ha sido el encargado de presentarnos al famoso ex comediante y actual peliculero francés. Ha hecho ei señor Vera la presentación lo más funarabulesca-mente imaginable, dejándonos á todos bien persuadidos de que él propio, el «popular Verita», estarla mucho más de acuerdo con sus aptitudes é inclinaciones impresionando películas que representando zarzuelas. Max Linder se limitó anoche á complementar las vistas cinematográficas de su viaje aventurero de París á Madrid, presentándose en carne y hueso á la terminación de la cinta, corriendo por entre las butacas, saltando al escenario y haciendo allí mil diabluras. Después, en Madrid como en Barcelona, Max Linder ha puesto letra á la película Pedicuro por amor. La letra es, en verdad, inferior á la acción, ni más ni menos que el comediante Max Linder dista un poco del Max Linder peliculero. Ya podéis figuraros el asunto del juguete cómico. El amante de una dama, sorprendido por el esposo, fíngese pedicuro. El marido quiere que también á él le arregle los pies. Tal es la candorosa gracia de esta fábula, que el público halló muy de su gusto y aplaudió de buen grado. Las indiscretas ovaciones de la claque pusieron un momento en peligro el éxito de Max Linder. Conviene que esa claque del Gran Teatro aprenda á no entusiasmarse tan delirantemente cuando no hay motivo. La- interpretación de la farsa Pedicuro por amor fué bastante discreta, y terminó la piececilla animadlsimamente con la danza del oso, que la Napierkowska y Max Linder bailaron á las mil maravillas. También la Srta. Napierkowska, de cuerpo grácil, rostro lindo y expresión atrayente, tejió con belleza las danzas griegas de su repertorio. No llega esta bailarina al mérito de otras inolvidables ejecutantes de danzas helénicas, á quienes en Madrid aplaudimos. Sin embargo, las hermosas figuras de sus bailes y la airosa flexibilidad que en ellos muestra merecen y consiguieron anoche una buena acog-idn. Con el trabajo de Max Linder y de la Napierkowska bastarla apenas para un número de music-hall; pero la Empresa del Gran Teatro ha sabido hilvanar, en tomo de esta interesante pareja extranjera, un programa elegante y muy divertido. Completaron, pues, la función de ayer la Srta. Aguilar, que cantó la romanza de El barbero de Sevilla ^a zarzuela de Giménez, no la ópera de Rossinl) ; el Sr. García Romerc. que se lanzó á recordamos canciones que oímos á Titta Rufo y á Viñas ; la Srta. María de la Paz, que nos deleitó con La Riojanica, de Caballero, haciéndonos evocar á Lucrecia Arana; Carmen Fernández, guapísima y cantando muy bien en géneros diversos ; y, finalr mente, los Chimenti, que gustan cada noche más. Con esto, y la representación de una zarzuela, pasó la velada en grata alegría. El programa resulta, en fin, tan variado como encantador, y á ello han contribuido los empresarios del Gran Teatro (ó quien haya confeccionado el cartel) en la misma ó en mayor medida que la propia linda bailarina Napierkowska y el propio ingenioso Max Linder, cómico y funámbulo. CARAMANCHEL Melié pregunta después de un prolongado silencio : — ¿ Qué ha pasado ? Entonces Francisco se estremece, levanta la cabeza y mira á su mujer. — ¡ Algo espantoso ! —¿El qué? Pero Francisco se encoge de hombros y exclama ^irónicamente : — ¡ Estupideces I Ahora tiene calor y está á gusto cen sus vestidos secos, y el vino que ha bebido ha activado la circulación de la sangre. Sus ojos brillan y ha recobrado su aplomo. — ¡ Imbécil ! Es verdad; he tenido mfor do como un niño. —V Miedo ? — Sí, miedo. He creído ver un espectro. — ¿ Un espectro ? Melié comprende. Francisco ha reñido una alucinación. No es la primera vez que esto le ocurre. Una noche le oyó levantarse al romper el día, comprendiendo que andaba errante, dormido, con los ojos abiertos y fijos, espectáculo que siempre recuerda con espanto. — Explícate. Francisco refiere detalladamente la escena de Kerveless. j Sí. imbécil ! He tenido miedo... Un ataque de locura... Al pronto quedé alelado y al fin pude escapar. Se estremece aún. — Me he imaginado que- me perseguía, j y como estaba muy oscuro he caíao, tro- ;' Lpezando cf¿n iwa piedra i £exo. me 1^- J vantado y emprendido mi carrera... i Ah I I Qué manera de correr ! Sentía su aliento tras de mí; percibía sus burlas y le oía gritarme : «j Asesino I ¡ Asesino 1» Melié ha palidecido. — Sí ; esto es espantoso. Francisco siguió gravemente : — Nunca en mis pesadillas lo había visto tan claramente. Era más alto que cuando vivía y tan joven como cuando vino á Locmariaquer y cortejaba á Ana Vaillant. Melié está asustada y se aproxima á él. — Una advertencia—