GERMINAL. Como el beso ardiente de la luz solar, es lo que despierta los gérmenes que la tierra guarda en sus entrañas fecundas, y hace crecer la hierba, y correr la savia y hervir la sangre impulsando á los machos encelados á buscar la hembra para la perpetuación de las especies, asi las grandes ideas que provocaron las magníficas tragedias de la Historia, han sido á manera de soles que sirvieron para despertar de su letargo á los cerebros dormidos, excitando su entusiasmo y su Sí '■ ofrecerles huevos y redentores ideales. La naturaleza tiene sus estaciones, como los pueblos y los individuos. El invierno es la esterilidad, el frío agarrotando los miembros, desnudando las ramas de los árboles y solidificando la movible superficie de los arroyos, es la muerte, enlutando el cielo y cubriendo los campos solitarios y mudos con un sudario de nieve; la primavera, es la resurrección, la vida joven y retozona que vuelve, reverdeciendo las praderas y alegrando las selvas con el canto de los pájaros; el verano, es el coronamiento de la estación precedente, y la naturaleza, pictórica de vida, parece adormecerse en medio de su obra, como una matrona entre sus hijos, rumiando el deleite que le ofrecen los frutos de su fecundo amor; el otoño, es la enfermedad, siniestra, precursora de la muerte, que anuncia, con su color amarillento, la proximidad del invierno... Y así va el mundo, viviendo para morir y retoñar más tardo de sus propias cenizas; nueva ave Fénix que gira eternamente por los espacios infinitos, cumpliendo su impenetrable destino entre risas y lágrimas... El invierno de los pueblos es la indiferencia, el cansancio, el hastío, porque ni el hastío, ni la indiferencia, ni el cansancio, producen nada; su primavera, el entusiasmo, la sed de ideales, el deseo de luchar para conseguir las libertades apetecibles. El germinal de las naciones fué lo que dilató sus fronteras, levantó ciudades, engrandeció las ciencias y engendró hijos ilustres que enaltecieron las artes y enorgullecen á la humanidad; el invierno de los pueblos constituye su ocaso; es el abatimiento, la languidez enervante, la anemia de los organismos entecos, el bostezo incurable de la vida... Los pueblos, como la naturaleza, tienen .sus períodos de exaltación y de decadencia pasajeras, como si en estos paréntesis de la existencia buscasen un momento de solaz para reponerse antes de volver al ímprobo tormento de vivir. Españ'i, en los actuales momentos, está decadente, minada por un hastío devorador que la hace apartar los soñolientos ojos con disgusto de. todas partes.,.., Pero, ¿reverdecerán sus laureles...? ¿Tornará á ser lo que fué...'' ¿No tendrá este' triste ocaso, un próximo y risotero amanecer...!' Sí; á España aún le aguarda un glorioso germinal; España no está muerta... está dormida... La carta geográfica en que el astrónomo dibuja la arquitectura del espacio poblado de mundos, encerrando así millares de leguas en un pedacito de papel, es el ejemplo más sencillo que puede aducirse para demostrar que muchas veces, lo infinitamente grande, se encuentra reducido de maravillosa manera, en lo infinitamente pequeño. No hay que fijarse en la inmensidad de los cielos, ni en la augusta majestad del mar, si queremos ver algo muy sorprendente; porque lo más admirable, lo que se nos ofrece con una grandeza abrumadora que inspira vértigos, la obra más prodigiosa de la naturaleza, va siempre con nosotros, sobre los hombros, encerrada en el cráneo. [Un cerebro...! ¡Qué órgano tan admirable...! Es el infinito, compendiado en un montón de células. ¿No habéis tenido nunca el capricho de poneros á meditar delante de un cerebro dormido...? Allí palpitan, adormecidas entre las sutiles gasas del sueño, cuantas facultades constituyen la psíquis humana: la conciencia, que presta unidad al carácter; la memoria, araña milagrosa que une con hilillos de oro el pasado al presente; la inteligencia, que conoce; la razón, que discurre; la voluntad, que ordena y dispone; allí están ocultos, en los ignotos intersticios formados por la complicada urdimbre de nervios y de células, los invisibles espejos en que se refleja la luz que impresiona la retina; las cajas sonoras en que repercuten las impresiones acústicas, que ponen en conmoción el tímpano; en medio de aquel antro, preñado de tinieblas impenetrables, se aprecian los colores y los sonidos, se paladea el sabor de los manjares suculentos, se aspira el perfume de las flores, se gozan las deleitosas sensaciones del tacto; al cerebro refluye todo, y en él se pinta la estrella que titila en el vacío á millares de leguas y se oye el lejano fragor de los truenos; en él radican el pensamiento, el entusiasmo, el amor; todo cuanto existe, ha existido y puede existir; es la historia, es el porvenir. Pues bien, un cerebro dormido, es la creación aletargada, reposando de las fatigas de la vigilia y esperando tal vez una voz que le diga: (Levántate y anda...! En nn cerebro dormido, las ideas yacen agrupadas, estériles, esperando la voz que las despierte al fecundarlas, como en los surcos que abrió el arado del labrador, las semillas necesitan las caricias ardientes del sol para despertar. España es un cerebro dormido; nuestro pueblo tiene el entusiasmo de la raza latina y la fe de su valentía, y el marasmo en que ahora se embrutece, no pasa de ser una crisis momentánea, que por las venas de este pueblo tirano de tantos señores, corre una sangre ardiente, riquísima, que ni los vaivenes de la fortuna, ni los reveses de la suerte pueden agotar. Cuando esa voz redentora suene y España sacuda su letargo para entrar en un período de gloriosa germinación, y la exaltación desper¬ tada por nuevos ideales destierro el hastío... ¡ay, de los opresores que ahora tienen á los vencidos de la vida con el dogal al cuello...! ¡Los grandes, sólo nos parecen grandes porque estamos de rodillas: levantémonos...! Eduardo ZAMACOIS. GENTE NUEVA. ANTONIO PALOMERO. Es uno de los jóvenes de más alientos del partido republicano y en diez años de incesante lucha ha sabido conquistar un puesto envidiable entre los literatos á quienes les está reservado un brillante porvenir. Este chispeante escritor nació en Madrid. Comenzó sus estudios de derecho en esta Universidad, pero su carácter enérgico y batallador no le permitían transigir con la tradición rutinaria déla enseñanza oficial, y no tardó en romper lanzas contra las perniciosas costumbres del régimen vigente. Es uno de los muchos que han empezado una carrera para no terminarla, si bien esto no obsta para que Palomero llegue con titulo profesional ó sin él, á ocupar un puesto de preferencia en la poli tica y la literatura. Casos análogos les han ocurrido á León Tolstoi y á Lesscps y no ha sido óbice para que aquel sea el primer novelista ruso y éste el primer ingeniero francés. Los primeros ensayos como articulista político los hizo en La Discusián y La Universidad hacia el año 84, es decir, cuando apenas contaba 16 años, de edad. Entre los redactores de este último periódico surgió la ideia de celebrar en honor de Giordano Bruno un meeting que se llevó á cabo en el teatro de la Alhambra , y que fué organizado por aquella brillante pléyade de jóvenes á cuya cabeza iban Sawa, Torromé, Paso,^Luís París, Abati, García Mayoral, Labra, el malogrado Ortíz de.Pinedó y- algunos más. (Nuestro biografiado tomó parte principal en aquel meeting que fué disuelto por disposición de Villaverde, jugando papel no menos importante en aquellos memorables sucesos universitarios provocados por este funesto gobernador. Kntoncf = '-'".pezó á darse á conocer como poeta fácil y satírico, con■ . ondo cou su palabra y su pluma á sostener los fueros de la cáte., , ümeute atropellados. Con SaHüerSñ y Delorme formó parte de la redacción de La Tribuna Escolar, desde donde enalteció la libertad de la cátedra. Fundó con el infortunado Llamosas, El Pueblo, que á los pocos números murió á manos del fiscal. Palomero ha escrito de todo: sátiras, poemas, idilios, crónicas... Ha colaborado en casi todos los periódicos radicales que han visto la luz en estos últimos años: La Piqueta, El Radical, Zas Regiones, La España Cómica, La Democracia Social, El Ultimo Mono, La Juventud Repuhlicana y en multitud de periódicos de provincias cuya lista sería interminable. De sus campañas republicanas resulta pálido todo cuanto podamos nosotros decir en su abono. Durante tres años ha escrito La Comedia Humana y todos los días , á más de sus trabajos en otros periódicos, escribía una columna de versos firmada por Gil Parrado, que este es el pseudónimo de Antonio Palomero. En la última década del siglo pasado adquirieron celebridad algunos cancioneros franceses á quienes la Revolución sacó de la oscuridad. Sin la Revolución Beranger y Dessaugiers, seguramente hubieran permanecido ignorados. Sin la Revolución no podrá llegar Palomero donde merece. Vivirá mientras tanto en un reducido círculo de amigos, correligionarios y admiradores suyos. Permanecerá algún tiempo desconocido de la masa popular, pero el día en que haya aquí un levantamiento general, hemos de ver en Palomero una de las más interesantes figuras populares. Si no fuera republicano y escritor de oposición, no viviría postergado. Si los monárquicos pudieran cazarle, tardarían bien poco en encargarle del gobierno de una provincia. Gil Parrado es uno de los pocos poetas revolucionarios que ha castigado con dureza merecida á los hombres de la restauración, haciendo reir al mismo tiempo á propios y extraños. Podría decirse de él lo que Ensebio Blasco de Roberto Robert: «Vive sufriendo y haciendo reir á sus compatriotas.» Dice Fuente que Palomero tiene un carácter más triste que un sauce llorón, y es tan pródigo de sus risas que todas nos las da á nosotros y no se queda con ninguna. Opinamos lo mismo. Antonio Palomero es Heráclito. Gil Parrado es Demócrito. Aquel es un gran pesimista. Este es un Desmoulins remozado. Palomero ha tocado todas las cuestiones. Es una verdadera mesa revuelta. Si no ha llegado á profundizar en otros estudios, no es por falta de capacidad y de deseos, sino porque la lucha por la existencia no consiente que sus vencidos se permitan esos lujos. En un solo día ha publicado composiciones en cinco periódicos. Tiene 27 años, y como prueba de su fecundidad, ha dado á luz las siguientes obras: Versos políticos. Los padres de la patria, Croniquillas. Para el teatro. La trompa de caza, Madrid-Colón, La boda de la Tomasa, Viaje á Suiza, El ciudadano Simón, Un padre de la patria, Pepito, El juicio del año y alguna más que no recordamos. En breve publicará un tomo de artículos intitulado Trabajos forzados. Está preparando una colección de versos que se llamará Sátiras é inmeditamente después publicará otro libro: La primera juventud. Esto sin contar las obras teatrales que tiene en proyecto.