as, etc. I Londres. 12. «rgo del v»por 1^ buen* ^ Liverpool, 12^ IS. I sarrgi Incomplet^ Liverpool, 12. s, parte del níeriorea. nnandi activa, h 16/6. 7/-. üciónT 1 I2A. 4/9. Londres, 12O Ríes y Conr . CJark. Arriar dlj ga ^ ster- I lus, de AA^ la, con car¿o loaa. eo L Segundo, pa# I Barcelona ¡ breda, para carena, para desamparados Agde ; Vlr lovcva, de esta pla^ Si Madrid, 15, SSiO l ary^ feo. oaoo, 00*00 Pilla.. 264*00 f WCO eataio, 00* 00 dos idos, tos, ïados, tafren de ones da rcelon^ tecarlos, jbre lin- OS Año Vh Oficinas San Martín, núm. 2» Lunes 17 de Abril 1916. Teléfono 681. — Apartado 122 Nüm.t838^ D. O. M. Juan Bautista Bellveser Gorina Falleció ayer en el pueblo de Bar jasot a las dos de la tarde A LOS 75 AÑOS DE EDAD habiendo recibido los Auxilios Espirituales R. I. P. Su viuda, hijos, nietos, hijos políticos, hermanos políticos y demás parientes, al participar a sus amigos tan sensible pérdida, les ruegan le tengan presente en sus oraciones y asistan a la conducción del esta tarde a las cuatro, desde la cadáver, que tendrá lugar plaza del Portel Nuevo a la puerta de San Agustín. La Rosa de Pasión Leyenda del tiempo Santo Cuando va el cristiano peregrino por las extensas llaneras que rodean por ia parte de! Sur a la Imperial Toledo. Allá, en la lejanía de ias floridas vegas, umbrosas ^rboJed^s y so/ifaries eras, a u-Bvés de los màézsles que agita el ve/r tevff'--. todavía ae divisan en la penunr brn del sol poniente, cómo iluminan sus quebrados rayos las ruinosas almenas de una castillo de los tiempos feudales. El místico viarero contempla el lucero vespertino que aparece en el cénit y se ocim entre las nubes blancas / escarlatas que cruzan rápidas, para reaparecer de nue* vo sobr^ el intenso azul del infinito. Aquel hombre padece la sed de amor y perdún que atormentó al divino Naza* reno, a quien adora, y una oración bendita llega a sus labios desde la triste y augusta soledad de su a'ma. Y prosigue su ruta el melancólico viajero, así como el pobre morral recorre con inseguro paso el camino transitorio de la vida. ■í Penosamente se acerca a los derrumbos hacinados de ¿a antigua íorialeza y alienta su esperanza a la vista de una niña campesina, que al par que vigila éus blancos rderitos, entona a media voz una salunón a la Virgen de la Salud, Patrona de i o.e s ¡eva anudadas sobre la espalda netrenzas, y su corto refajo es de! color )S fojos horizontes que reflejan en la plateada del caudaloso Tajo, itistecha la sed de! viajero o peregría niña de los campos, fijos los ojos ecteste esfera, le refiere una conseja )3Ís, en tanto que va arrancando las y pistilos de la flor que da nombre a leyenda. gente hebrea inundaba como temiaga la ciudad imperial, aparente miseria. la hipocresía y ruindad de los que crucificaron ai Señor al cumplirse las profecías, indignaban a los cristianos, haciendo sufrir a la raza deícitoda suerte de odios y vejámeneo. Hn una de las parroquias muzárabes e ToVcdo vivia en un tugurio miserable ;I viejo hebreo Daniel Leví, que pasaba a vida cambiando el oro y la plata por un órdido interés y machacando en las caícnillas, cintos y guarniciones de metal y icero, cual era su ocupación constante. Pero pocos vecinos observaron que del ■aquiramí de! judío avariento se abría un pasillo obscuro, -y de éste se llegaba al uioso camarín de la hija del Leví, hipó■rita y engañador. ¡ Sharo 1 | Sharo ! ¿ Duermes, hijita ¿No oyes algún ruido? Sharo, ta hermosísima Israelita de otos Jugados y negros, como es negro el rico terciopelo de Florencia ; la niña de labios carmín, que semejan un broche de co^ finos, y cabellos largos y sedosos que visten cuai un manto de seda fioja, ies- nu - Nsdg oigo, padre, más que el viento que mueve las celosías de mi ventana, i Sharo !— repitió ol viejo.— Tengo un '' r; h|ii'a, qu^ no me deja en paz. ¡He wnado que nn perro nazareno miraba desUCJI (»rdm a tu ventana I r^J rn J^efto> uoa ilusión y una mentira, Padre !-dlj0 ^ n(ña- ch, *,,',rde· en ,as altae hora8 * J» nochk^ . 8,5 «cuchaba en el tugurio el ^sporroteo de la lucedila de aceite, que E^L0!0!1' t*™ descans«r, y el sordo ci^l iud,0 60 8US cadenillas y guaroi- h- En ta hora del alba, el israelita espíalas sombras confusas del jardín, si Ky *> Vr!^xrt,mor lle^ba a oíd06 ; toe- tro v V a dormlr en s" mísero camas11 io« cortos insumes, un joven en tiano decía a la convertida judía, que arrodillada tras de las celosías de su camarín, fijos los ojos en el cielo y el alma en Dios, repetía : — ¡ Bienaventurados los que han hambre y sed de justicia, los que lloran, los que sufren, los que claman !... Brillaba el sol a Ja hora del «Angelus» deJ siguiente día. Un rico hebreo entraba en la obscura líendecilla de Daniel, y con sonrisa impregnada de hiél le refirió cómo entre sus hermanos se decía que un malvado nazareno había llegado a locar con su mano impura a la ventana de la hermosa judía. — i Pruebas ! 1 Calumnia miserable es esa ! — gritó Daniel. Samuel, el delator, habló recatadamente, y el vieio volvió a gritar: — ¡ Dios de Israel I ¡ La mataría antes !... Pero no. ¡Mi hija! iMi Sharo! ¡ Mi tesoro ! ¡ La preciada perla de Salen, convertida a las doctrinas mentirosas de un embaucador..., de un falsario! ¿Y quién es él? ¿Le conoces. Samuel? — Sí ; es un noble castellano, rico y poderoso, que el fanatismo por el Hijo del carpintero de Nazareth le lleva a mezclarse con el pueblo hebreo, a fin de convertirlos. El viejo lanzó una carcajada descorapuesta, y dijo : v —¡Qué bueno fuera! ¿No sabes? Mañana es «Viernes Santo»», según dicen los falsos apóstoles del Hijo de «María)', a quien llaman «Cristo». Pues bien ¡ según las tradiciones hebreas, mañana hemos de crucificar a un cristiano. Yo haré que el crucificado en nuestras ceremonias sea el fanático prosélito de Jesús. ¿Cómo es su nombre? Samuel se acercó a-l judío miserable y acertó a decir una palabra en voz muy queda ; pero no tanto que alguien que escuchaba en el pasillo que daba acceso al camarín de Sahro la judía, no la oyera perfectamente. Daniel prosiguió, excitado y convulso, su arrebatado programa : —¡Mira ! Convoca al Sanhedrln de nuestros rabinos para esta misma noche ; avisa a todos nuestros hermanos, y el maldito nazareno será crucificado. Según las crónicas de Toledo, y refirió la niña campesina, en su lenguaje sencillo al piadoso peregrino, en esa misma noche del «Viernes Santo» en las proximidades del Alcázar, un barquero conducía en su pequeño esquife un enjambre de judíos, envueltos en sus negras hopalandas de barragán, hasta dejarlos en tierra, de cuatro en cuatro, de seis en seis. Luego se dirigían desde los molinos hasta las inmediaciones del Tajo. Después una mujer enlutada llegó a la barca, y dando un bolso de oro al dueño de aquel cascarón de nuez, se hizo conducir a la opuesra orilla. Tomó por un sendero que guía a las rocas de «La cabeza del Moro», y dcsapa* redó entre les ruinas de una ermita abandonada. En un subterráneo de la ermita tenían sus conciliábulos los hebreos que habitaban la ciudad imperial, y allí cometían abomi* naciones y sacrilegios. Reunido estaba el Sanhendrín y Daniel Leví ordenaba iévantar un madero que en forma di cruz yacía sobre la tierra húmeda y pegajosa del piso. El alboroto y ia confusión de los judíos era indescriptible. Se esperaba a la victima. De repente, una mujer, aterrada por el espanto, ae dejó ver en lo penumbra de luz osdJaníe y amarilla cuyos fulgores llegaban apenas a iluminar la cueva. I Sharo I La hija de Israel, convertida al oristianismo, se adelantó al fin, y oon voz resuelta y firme clamó : — I Hijos de las tinieblas I Esperáis eo vaco al nazareno, porqua yo trúam Je avisé de vuestra asechanza ! Pero no bakie habés levantado ese madero. [Yo soy la victima í 1 Crucificadme ! Y se ade}antó llena de esa majestad serena, propia de las mártires cristianas, hasta el pie del madero donde expiró el ((Hombre Salvador». j — I Ah ! i Hija maldita 1 | Sharo !... — ¡ Ni soy tu hija, ni soy Sharo ! Me llamo «María», como la «Madre» Samísimí de Jesús. ¡ No soy tu hija, porque tengo a mi Padre celestial que está en los cielos 1 ¡ Crucificadme ! Adelantóse la mirtir hasta el pie de la cruz, repitiendo : .\j — ¡ Crucificadla I iv Los judíos se miraban asombrados, pero Daniel Leví borbotó : — ¡ Crucificadla I ^ Al siguiente día, el toque de ((Gloria» llamaba a los fieles a la suntuosa Catedral de Toledo. Las sagradas ceremonias del tiempo santo ¡ban a dar fin. Los días se sucedían unos a otros, y nunca falló Daniel, el mísero judío, a su trabajo sobre las cadenillas, cintos y guar rriciones de metal y acero en su mugrienta habitación de la parroquia muzárabe de Toledo ; pero nunca más se vió asomar en las celosías del rico camarín el semblante hermosísimo de la hebrea. Afirma la crónica que algunos años después, un pastor trajo al Arzobispo de ToJedo una flor desconocida hasta entonces. En sus hojas obscuras, en sus morados pistilos, se marcaban prodigiosamente todos los atributos de la pasión del Redentor. Era una flor maravillosa y sombría que había enredado sus tallos por los muros de una ermita derruida, allá por las inmediaciones de las rocas llamadas ((La cabeza de! Morón. Haciendo ¿¡launas excavaciones en dicho lugar, hallaron el esqueleto de una mujer, y con ella los atributes de la bendita flor En el santuario de San Pedro, en el Verde, de conservó con gran respeto el venerando hallazgo, y desde entonces fué conocida la flor con el nombre de la Rosa de Pasión. ISABEL ESCANDON DE MARASSI. Circulo Central Conferencia cuaresmal Por el Reverendo Padre Ramón Más, S. J. Mañana martes a las NUEVE de ia noche Labor legitimista Circulo de la Veqra Conferencia cuaresmal Ayer tarde dló una conferencia cuaresmal en los salones de esto Círculo el virtuoso e Hustrado Sacerdote don Antonio Martínez Moya. La conferencia resudó Interesantísima y de positivos resultados, y en ella demostró el aeflor Martínez Moya su gran erudición y competencia. El numeroso público que llenaba d local aplaudió y felicitó al oonferencianle. iChé, qué barra! Nos hemos enterado de cosas curiosas y edificantes que no queremos que descoBozoan nuestros Cectorcs. Se refieren a las elecciones últimamente celebradas y a los daños ocasionados por ellas en el bolsillo del candidato liberal. 1 i Pobre señor ! Con dos o tres elecciones asi, apoyado por los republicanos y defendido por sus correligionarios, tiene el infeliz que pedir una plaza de asilado en los Hermanitos de los Pobres ! Y eso que es hombre de chapas que no se dejará calg«r por seis millones de pesetas. Aquello fué como el maná en el desierto. Había individuo que estaba manteniéndose con lamer los puestos del Mer cado Nuevo cuando los carniceros los dejaban abandonados pof las tardes, y hoy gasta un 40 HP., come en el ldea»l, se ha comprado un reloj de repetición y tiene en casa cuatro corbatas de \as buenas, de esas de a doce pesetas. Sobre el candidato cayó una nube de correligionarios famolenchs que le hicieron más daño que la langosta en un sembrado. Todos se desvivían en trabajarle las elecciones y le ofrecían los votos a millares. Según el último cálculo de don Rafael, la víspera de las elecciones, habida cuenta de los ofrecimientos hechos, debía de haber sacado un millón setecientos treinta y dos mil cuatrocientos ocho votos y medie, Y eso que no contaba con las actas en blanco de la Vega, ni con los éxitos, después tan celebrados, del señor Gurrea en el Crac. Pero los que rosegaron con más ahinco fueron los republicanos. Treinta mil pesetejas le sacaron como quien se bebe un vaso de agua con azucarillo. De ahí el interés que demostraban por su triunfo. Había que lustiflcar el empleo de las águilas, siquiera por el buen ver y por aquello de que éstas eran las primeras elecciones en que los terribles enemigos dol régimen apoyaban desinteresadamente al candidato liberal. Por eso al siguiente dia se apresuró el papel republicano a restregares por las narices a los liberales que les habían dado tantos y tantos votos. ¡ Fantasiosos ! Lo que hicieron fué llenar de papeletas las urnas. Pero votos, | ni uno ! Todo era chanchullo y trampa. Cuando don Rafael tomó el tren, después de dar gracias al gobernador por su acertada gestión, y al alcalde por sus hábiles trabajos electorales, se tentó el bolsillo del chaleco y Se encontró que llevaba por tedo capital tres perras chicas y un botón. ¡ Y se marchaba debiendo más de diez mil duros! ¡Y había traído otros tantos! Hechas las cuentas, «'e resultó cada voto a cincu<^2ta y cuatro duros, dos pesetas, un reai y tres céntimos y medio. Y diz que el pobre señor exclamó rascándose el cogote con un si es o no es estupefacción : «i Caray ; no me pensaba que tuviese tantos parientes, pero por lo visto soy primo de una porción de prójimos !»> ■ Que le hagan senador. Urge que le den esa compensación, que bien ganada se la tiene. D. Juan Bautista Bellveser 6srma Felicitaciones a Garcia Guijarro «Benaguacll. — En nombre funta local y Circulo Legitimista, le. ¡citamos ai1 nuevo diputado con todo nuestro corazón. — Benm lloch. Sabida.» «Benaguaciv. — Como veterano, le felicito entusiasta y calurosamente.— Baíi/ís/j Dura.» -IMAGENES SAGRADAS- -r . , PIO MOLLAR. ESCULTOR DESPACHO: ZARAGOZA, 26 :: Un amigo nuestro, correligionario tan ilustre como modesto y querido, ha bajado al sepulcro. Don Juan Bautista Bellvcsar Gorina falleció ayer domingo en su hermoso chalet de Bur¡asot. Su vida constituye un ejemplo de desinterés, entusiasmo y abnegación poco común. Desde sus más tiernos años venía figurando en las filas de la Causa católicotradicionalista. De joven estuvo empleado en los ferrocarriles de Valencia a Almansa y Tarragona, al lado de aquel valenciano emprendedor que se llamó el marqués de Hace ya más de un afio ano oí scífof! Bellveser había sido herido do cruol cn-j fermedad. Ayer, por fin, tris muchos ino»( ses de sufrimientos, descansó cntroRandO1 su alma, pura como la do un nlfto, en 1 brazos del Señor, que habrá a estas hoví ras premiado sus merecimientos. Unldot a j él por vínculos de cariño entrañable des<0 ¿ nuestros más tiernos años, eu muerte, W* por prevista ha ocasionado monea dudo en nuestro corazón. El acto ded sepolfo, que tendrá lugar esta Urde, constituirá una ' manifestación de Jas simpatías que contaba el finado. A su afligida viuda doña Vicenta Ibáflos e hijos, a toda su apreciable familia, y eo ' especial a nuestro muy querido amigo don Juan Bautista Bellveser Ibáñez. enviamos nuestro más sentido pésame, deseándoles la cristiana resignación y conformidad con los inescrutables designios de la Divina Providencia, de que tanto necesitan en estos tristes y dolorosos momentos. Y a nuestros lectores y amigos les suplicamos una plegaria en sufragio del bondadoso y entusiasta católico y tradicionalista don Juan Bautista Bellveser Gorina. La coalición del atrapen Liberales y republicanos se han dido el abrazo fraternal en e! Ayuntamiento. Todos somos unos, dicen, y se disponen a lamer 'as ollas municipales hasta por la pane de abajo, que es lo que algunos designan con una palabra harto conocida. Están esperando que pase el pariodo electoral para constituir de nuevo »as comisiones y repartirse üas presidencias como buenos amigos, ¿Como buenos amigos hemos dicho? Perdona, lector. Tú no sabes que en la alianza republicana hay más envidias, odios y rencillas que entre las oda'-lsc^s de un harén. De'ante viei público se sonríen y Campo. Su empleo le permitió prestar una h^ta ^ matan mutuamente 'as puJgmtas Fresas, plátanos y espárragos Todos los días en la Frutería Selecta, San Fernando, 38. serie inmensa de servicios a